DEL DIARIO DE SESIONES DEL CONGRESO DE LOS DIPUTADOS, INTERVENCIÓN DEL MINISTRO DE HACIENDA Y ADMINISTRACIONES PÚBLICAS EN RESPUESTA A LOS REPRESENTANTES DEL GRUPO MIXTO.
Tiene la palabra el señor ministro de Hacienda y
Administraciones Públicas.
El señor MINISTRO DE HACIENDA Y ADMINISTRACIONES
PÚBLICAS (Montoro Romero): Señor
presidente, señorías, estamos en la recta final del debate
de Presupuestos Generales del Estado para este año 2012,
y he escuchado atentamente a todos los representantes
de los grupos políticos incluidos en el Grupo Mixto.
Todos han trasladado una sensibilidad a este debate
territorial en el sentido de que han tratado de trasladar
una sensibilidad especial de determinados territorios que
componen España. En primer lugar, quiero decirles, en
una respuesta que pretende ser agrupada, que lo que le
conviene a Euskadi, a Canarias, a Galicia, a Navarra, en
definitiva, a todas las comunidades autónomas de
España, es el regreso al crecimiento económico y a la
creación de empleo, no hay otra fórmula, y el camino es
la financiación de la economía, el camino es recuperar
el crédito a los emprendedores, el camino es, en definitiva,
mostrar que desde un proyecto común que se llama
España en la construcción europea, ese proyecto común
es un proyecto fiable para todos; en definitiva, como
decía, para vascos y catalanes, para gallegos y canarios,
un proyecto europeo y un compromiso de España entera
a la hora de cumplir requisitos que nos están marcando
en términos y en claves europeas.
Entiendo y no comparto para nada posiciones que lo
que hacen es tener una visión aislada, parcelada, de
Congreso nuestra realidad y vienen a decir: si fuéramos únicos,
diferentes, si fuéramos independientes, el asunto económico
estaría resuelto. Nada más lejos de la realidad,
señorías. Cuando estamos integrados en un proyecto
europeo, cuando tratamos de ser cada vez más europeos,
cuando estamos respondiendo a una crisis mundial, a una
crisis financiera y a una crisis europea, donde Europa está
siendo cuestionada como proyecto precisamente por su
falta de velocidad, es decir, por su falta de voluntad política
integradora, la respuesta es más Europa, más integración,
más superación de visiones nacionalistas, menos
proteccionismo y menos lanzar el mensaje, como se ha
tratado de lanzar esta mañana, de que desde posiciones
aisladas e independientes, aislacionistas en definitiva, los
problemas estarían resueltos. ¿Qué problemas estarían
resueltos? ¿Dónde estaría la fuerza? ¿Dónde estaría la
capacidad? ¿Dónde estaría el motor? ¡Si estamos en una
economía globalizada! Una economía globalizada trae
prosperidad, una economía globalizada trae más igualdad
de oportunidades, una economía globalizada como la que
estamos viviendo en el mundo es una economía que
propicia la igualdad de oportunidades entre países y entre
sus capacidades de desarrollo económico, de prosperidad
para sus ciudadanos. Eso son cifras, eso son datos, eso
son hechos y aquí, en esta Cámara, estamos en Europa,
estamos en la zona del mundo donde se ha hecho más
progreso en términos de integración política sobre la base
de la integración económica. No hay otra zona en el
mundo donde esté tan avanzado ese proceso, y, por tanto,
equivocan sus planteamientos políticos los que pretenden
decir a la ciudadanía: me aíslo y resuelvo, es al contrario,
es: me abro, me integro y resuelvo. Ese es el proyecto
europeo, me abro, me abro, me abro. No estamos para
construir países artificiales, no, estamos en la construcción
europea, estamos superando los conceptos nacionales
de la Edad Media y de los Estados modernos del
siglo XVIII y del siglo XIX; ese es el pacto fiscal europeo
que esta Cámara tendrá que resolver muy pronto. Esos
son los grandes proyectos que se hacen a través de la
integración económica, de la apertura de las fronteras,
señoría, de no poner trabas y menos mentales, intelectuales,
de no plantear las cosas desde ese punto de vista
aislacionista: qué hay de lo mío, qué hay de lo mío, qué
hay de lo mío en una determina política, en una determinada
partida presupuestaria, cuando nos estamos jugando
el futuro y la prosperidad de todos, de todos juntos, de
todos unidos en un mismo proyecto que, insisto, tiene
que ser ese proyecto europeo y donde claro que realmente
el tamaño de las naciones importa. Las grandes decisiones
se marcan por los que tienen más compromiso y
tienen más capacidad de influencia económica.
Por eso el discurso que tenemos que escuchar en esta
Cámara hoy es el discurso del objetivo del déficit, pero
entendiendo que detrás de ese concepto de rebajar y
suprimir el déficit público está una gran integración política,
está una gran integración europea y está la respuesta
de Europa al mundo y a esa economía globalizada. Por
eso, no es el momento de escuchar discursos pequeños y
aislacionistas. No es el momento. Alguno de ustedes, por
supuesto, venderá su producto político en términos de
tratar de explicar a la ciudadanía que de esa manera se
resuelve algo, pero es que van a contracorriente no de las
ideas económicas, sino que van a contracorriente de las
ideas políticas que están marcando el mundo. ¿O es que
no ven el mundo del G-20? ¿No ven el mundo realmente
de esa Europa que está detrás del concepto de pacto
fiscal? ¿Cómo podemos fallar desde España a esa Europa?
¿Cómo podemos decir que España es una pequeña isla
donde realmente van brotando brotes nacionalistas que
lo que están diciendo a los ciudadanos es que si ellos
tuvieran los recursos tributarios todo estaría resuelto? ¡Si
el problema es al revés, señorías! ¡El problema es al
revés! Estamos construyendo una integración política
desde una integración económica. Para esa integración
política y esa integración económica el euro es fundamental.
El euro es estabilidad, señorías. Es imposible
construir una integración política si no hay estabilidad
económica, porque habría competencia desleal entre esos
miembros del euro. Habría diferencias, tomas de posición,
ventajas hechas desde los ventajistas y eso no es un
proyecto de integración política. Por eso de lo que hoy
estamos hablando aquí es de la corrección del déficit
público en España para promover el bienestar de los
españoles y, al mismo tiempo, no hay ningún tipo de ley
europea de los fuertes que se imponen a los débiles en
Europa, que es un lenguaje, digamos, propio del siglo
XIX, actualizado. Como ya no se lleva la lucha de clases,
ahora se actualiza y se dice: los fuertes de Europa y los
débiles de Europa. No hay más que los competitivos de
Europa y los que no tienen capacidad de adaptarse a la
modernidad y a las relaciones económicas que necesita
Europa. (Aplausos del señor Llamazares Trigo.—El
señor Llamazares Trigo: ¡Muy bien! ¡Muy bien!). Eso
es lo que hay, señorías. Eso es lo que hay y ese es el
bienestar de Europa. Escuchaba los aplausos del señor
Llamazares que sin duda alguna añora esta tribuna, pero
esta es otra cuestión, y por eso es tan expresivo. (El señor
Llamazares Trigo pronuncia palabras que no se perciben.—
Aplausos). Le puedo añadir, señor Llamazares,
que yo también añoro desde esta tribuna que no la ocupe
con más frecuencia. También le echo de menos.
Decía que realmente estamos en esa construcción y
en esos objetivos comunes, de proyecto común. La prosperidad
volverá a toda España cuando realmente vuelva
a Europa y convierta a toda España no en un contribuyente
neto en el sentido fiscal, tributario y presupuestario,
sino en un contribuyente positivo a la estabilidad
de Europa, a la estabilidad del euro y, en definitiva, a la
estabilidad que también nos conviene a un país, como
decía, que dentro de Europa tiene una problemática
específica acumulada en forma de deuda externa a la que
tenemos que hacer frente entre todos, pero de manera
justa y equilibrada, sin hacer recaer los mayores
esfuerzos de salida de esta crisis sobre los que menos
tienen, sino hacerlo en términos de equilibrio y de cohesión
social. Señorías, este es el proyecto de presupuestos que
traemos a esta Cámara. Alguna de sus señorías ya ha
empezado a decir, como si fuera un reproche: no cuentan
con el apoyo de otros. Esta Cámara es el resultado de la
votación del día 20 de noviembre y esta Cámara es la
expresión de la sociedad española. El Gobierno se siente
fuertemente apoyado, sustentado por la mayoría social
que, en definitiva, expresó su deseo, en primer lugar, de
cambio político, a sabiendas de que los tiempos son
difíciles, a sabiendas de que el camino por recorrer iba
a ser largo, a sabiendas de que teníamos que corregir la
orientación de muchas políticas económicas, a sabiendas
de que ciertamente teníamos por delante la corrección
de muchos problemas y la corrección de equilibrios
regionales.
Como decía, la postura que trae el Gobierno en estos
presupuestos no es una postura ideológica, ni una postura
falta de racionalidad, porque en esta apuesta estamos
coincidiendo con nuestros socios europeos y con la
Comisión Europea, aun aceptándole que el debate pueda
ser unas décimas de déficit público más arriba o más
abajo, pero eso no es lo sustancial. Una vez marcado el
objetivo, sí es muy importante que ese compromiso
político quede expresado, concretado en las políticas de
gasto y de ingreso público de un presupuesto general del
Estado y su traducción al conjunto de los presupuestos
de las comunidades autónomas y de las corporaciones
locales, a su forma de gobernar y a la transparencia, que
no viene de la obligación, sino de la transparencia. Hay
que volver al equilibrio presupuestario en nuestras comunidades
autónomas, en nuestras corporaciones locales,
hay que gobernar desde la transparencia.
Algunos de los que han ocupado esta mañana la tribuna,
algunos de los que más han hablado de una ética
y de una moral políticas, ¿han sido transparentes cuando
han gestionado cuentas públicas? A ver si suben y me lo
explican. (Rumores). ¿Acaso otros no han tenido responsabilidad
en un Gobierno autonómico tan importante
como el de Cataluña? ¿Qué ha ocurrido en ese Gobierno
autonómico, han dejado facturas pendientes o no las han
dejado? ¿Han sido transparentes con las cuentas públicas,
han hecho del equilibrio presupuestario su forma de
Gobierno o han dejado a los catalanes enfrentados a
ajustes, precisamente como consecuencia de su planteamiento
de Gobierno? (Aplausos.—Rumores). Cuando
se está en representación de una formación política, hay
que ser coherentes. Ustedes han tenido responsabilidades
públicas de Gobierno, señorías, y cuando han tenido esas
responsabilidades, ahí están los resultados. (Protestas.—
El señor Llamazares Trigo: ¡Ahí! ¡Ahí!). Ahí están los
resultados, cuentas opacas, facturas sin pagar y después
tienen que pagar esas facturas los siguientes que vienen,
que van a ser los ciudadanos. (Un señor diputado pronuncia
palabras que no se perciben). Sí, sí, usted siga,
pero dígame cuánto ha dejado en el cajón y a ver si es
capaz de expresar esa cifra. Se la puedo decir yo, porque
obviamente tengo conocimiento de ella en forma del
pago de proveedores. Igual que lo hice ayer con Andalucía,
lo puedo hacer con Cataluña, con la Comunidad
Valenciana y con todas las comunidades autónomas. Por
supuesto, vamos a clarificar las cuentas de todos y
estamos para eso. (Rumores). Ayer mi discurso sonó
contundente. (El señor Pérez Rubalcaba: ¿Y con el
Ayuntamiento de Madrid?). Señor Rubalcaba,
seguimos el debate cuando usted quiera. (Rumores.—
Aplausos).
El señor PRESIDENTE: Señores diputados, les
ruego que no interrumpan al orador para que pueda
explicarse adecuadamente.
Siga, señor ministro.
El señor MINISTRO DE HACIENDA Y ADMINISTRACIONES
PÚBLICAS (Montoro Romero): Gracias,
señor presidente.
Veo que el señor Rubalcaba necesita un segundo turno
de debate porque ayer no se quedó satisfecho. (Risas.—
Aplausos). Eso es lo que realmente necesita, pero me
tiene a su disposición para debatir en el Pleno o en otro
tipo de foros o de medios de comunicación. (El señor
Coscubiela Conesa pronuncia palabras que no se
perciben).
El señor PRESIDENTE: Señor Coscubiela, le ruego
que guarde silencio.
El señor MINISTRO DE HACIENDA Y ADMINISTRACIONES
PÚBLICAS (Montoro Romero): Estaba
diciendo que es el momento de gobernar, pero también
es el momento de la autocrítica para algunos grupos que
hoy suben a la tribuna como si fueran simples grupos de
oposición y ayer mismo estaban en responsabilidades de
gobierno. Suben a la tribuna despejados de cualquier tipo
de planteamiento para hacer afirmaciones que no se
sostienen, y no digo técnicamente, sino políticamente.
¿Acaso un ciudadano, un trabajador en Manresa que está
ganando 20.000 euros brutos al año está pagando más
impuestos, más IRPF que no dependa de la decisión del
Parlamento en Cataluña, que un trabajador con ese
mismo sueldo en Mérida? ¿Lo está diciendo en serio?
¿Está diciendo que en España no se está contribuyendo
según su capacidad económica? Claro que hay unas
diferencias, que son las que marcan las comunidades
autónomas, pero no hay una España que desequilibra
socialmente y que descompensa a los ciudadanos según
el territorio donde pagan sus impuestos. Ese discurso no
se sostiene. Comprendo que se quiera hacer bandera de
ello, pero se lo tengo que rebatir porque no me puede
responder a esa pregunta. ¿Por qué no me pone ese
ejemplo y me dice esto? Un trabajador, con una familia
con dos hijos a su cargo, ¿está pagando en Manresa, en
Hospitalet, con 20.000 euros brutos, de una manera muy
distinta a otro trabajador con una familia de esas características,
con dos hijos a su cargo, que habita en Leganés,
en Madrid? Pintan ustedes una España que no existe. No
existen esas discriminaciones fiscales, señoría; no existen esas discriminaciones que llaman el expolio; no existe
ese Estado que expolia a la gente.
Existe una Constitución española que hace que
paguemos los impuestos de acuerdo con nuestra capacidad
económica y existen unos proyectos de gobierno
que realmente respondemos y creemos que hay que
favorecer la capacidad económica de la gente también
con impuestos equitativos y proporcionales. Cuando un
gobierno, como ha ocurrido con el mío, en el que yo
represento la parte de Hacienda y Administraciones
Públicas, se ha encontrado con un déficit público muy
superior al previsto el año pasado, ha tenido que exigir
un esfuerzo y lo ha hecho con equidad. Ha creado un
gravamen especial en el IRPF, que es progresivo. No es
un gravamen que se exija a los que menos renta tienen
—no pagarán más gravamen—, sino un gravamen creciente
en función de los niveles de renta. Hay equidad
tributaria, como también la hay en este proyecto de
presupuestos y en los cambios tributarios que estamos
planteando con ello, igual que en el impuesto sobre
sociedades, señorías. No ha hablado ninguno de los
intervinientes del impuesto sobre sociedades. ¿Qué pasa,
no les conviene hablar de este impuesto? Háganlo y
reconozcan que el Gobierno está actuando en unas áreas
donde realmente la fiscalidad tiene que estar más compensada.
Al menos Izquierda Unida ayer reconoció el
avance que hay en esos términos, un avance de normalización,
no para desincentivar fiscalmente la inversión
en modo alguno. Es un avance para sanear las empresas,
el desapalancamiento financiero de las empresas es una
gran cuestión, a la que tenemos que dar respuesta, una
respuesta compatible con la situación económica que
estamos viviendo como país.
Señorías, al Gobierno le preocupan, y mucho, las
diferencias regionales en España en términos de renta
per capita. Las diferencias regionales son una prioridad
que hay que corregir, porque España es un país desequilibrado
en términos de renta per capita. Las diferencias
son tan grandes y alarmantes que exigen políticas correctoras
específicas. Para eliminar las diferencias de renta
per capita, necesitamos en primer lugar volver al crecimiento
económico y actuar con las grandes políticas de
gastos y de ingresos públicos para equilibrar esas diferencias
que se dan fundamentalmente entre territorios,
aunque también se puede dar —y, de hecho, se dan—
dentro de esos territorios. Por tanto, hay que buscar el
equilibrio y la cohesión social con las políticas de
ingresos y gastos públicos y también el equilibrio territorial
que recorte esas diferencias. Las diferencias de
renta per capita no son derivadas de la financiación
autonómica per capita. Y utilizando estos términos desde
esta tribuna algunos de los oradores lo que han hecho
realmente es confundir a la opinión pública. Tienen
relación, pero no son el resultado. La financiación autonómica
que se aplica en España —lo expliqué ayer
suficientemente— es una ley que el Gobierno desarrolla
a plenitud en estos Presupuestos Generales del Estado,
pero es una ley que no ha aprobado este Gobierno.
Como ya recordaba ayer, es una ley que el Grupo
Parlamentario Popular en la oposición votó en contra; yo
mismo voté en contra. Por cierto, esa ley le gustaba
mucho a Esquerra. ¿Se acuerdan? ¿Se acuerdan de los
eslóganes que hacían aparecer cuando se votó esa ley?
¿Se acuerdan de los miles de millones de euros que
habían conseguido para Cataluña? Les pregunto ahora,
¿dónde están esos miles de millones de euros? Hacer
política tiene sus consecuencias y en política hay que ser
coherente con los planteamientos. No hace tanto tiempo
que han tenido responsabilidad de gobierno. Después de
defender un sistema de financiación autonómica como
se ha defendido en esta Cámara, después de explicarlo a
la opinión pública en Cataluña y en toda España y de
decir que realmente era muy ventajoso para Cataluña,
ahora suben aquí y hablan de expolio. Los mismos que
hace pocos meses decían que tenían tanta fuerza e
influencia sobre el Gobierno anterior, los mismos que
llevaron a una financiación autonómica desequilibrada,
los mismos suben y dicen lo contrario al cabo de pocos
meses. Esto sería aceptable si por lo menos reconocieran
que se equivocaron. Suban a esta tribuna y digan: Me
equivoqué cuando apoyé esa financiación autonómica,
me equivoqué cuando le di el plácet, el impulso, cuando
dije que era una prioridad, porque no era una prioridad.
La financiación autonómica se aprobó en esta Cámara en
el año 2009, y la prioridad no era esa. No íbamos a salir
de la crisis así, como efectivamente ha ocurrido. Seguimos
en la crisis, seguimos en una recesión que viene principalmente
de la restricción crediticia que estamos viviendo.
Esa restricción crediticia obliga al Gobierno a hacer las
reformas que estamos acometiendo en el ámbito bancario
y en las relaciones laborales, que no significa despedir
más, sino negociar salarios y condiciones de trabajo; en
definitiva, significa abrir oportunidades y capacidades
para el desarrollo económico de todos nuestros territorios.
Señorías, quiero insistir en que el Gobierno va a ser
muy exigente con el cumplimiento de las comunidades
autónomas y de las corporaciones locales con los objetivos
de déficit público. El Gobierno no culpa del déficit
público actual a las comunidades autónomas, pero sí
vamos a ser muy exigentes en la corrección de esos
objetivos de déficit público. Es muy distinto responsabilizar,
hacer responsable, que exigir ese cumplimiento,
es muy diferente posición política, pero vamos a ser
inflexibles en la consecución del objetivo del déficit
público y vamos a ser inflexibles a la hora de que realmente
cada comunidad autónoma, cada corporación
local, corrija y cumpla con la obligación de, a través de
la transparencia de sus cuentas públicas, conseguir su
objetivo de déficit público. Porque nos estamos jugando
España, porque nos estamos jugando Europa, porque
somos demasiado importantes como para perjudicar a
Europa entera y condicionar la recuperación de la economía
mundial. Eso es lo que está ocurriendo, que
España está viéndose como un problema, y este presupuesto
es la solución al mismo; una solución que pasa
por la proyección europeísta de España y por pedirles los que componen y representan a diferentes territorios,
porque han sido votados, que levanten la mirada, que la
solución para los problemas de los ciudadanos en cualquiera
de nuestros territorios pasa por Europa, pasa por
los compromisos que nos damos los europeos, pasa por
un proceso de integración política, por un proyecto de
convivencia donde realmente sea posible una España, la
España que lo ha sido en su historia, la España de las
diferencias, la España de los regímenes económico-fiscales
propios, la España de las haciendas forales, que es
realmente lo que configura a una España hoy completamente
europeizada, una España comprometida con su
propio proyecto, que es Europa, que es, en definitiva, el
cumplimiento de los requisitos para que Europa se
integre, para que en Europa sea posible que los ciudadanos
asistamos a un futuro mucho más esperanzador,
sobre todo para los más jóvenes, para los jóvenes españoles
y para los jóvenes que se sienten fundamentalmente
europeos, que tienen todo el derecho a ver que
tienen cabida en ese futuro, que tienen lugar para desarrollar
su proyecto de vida. Esa debe ser la respuesta que
demos en una España de convivencia, en una España en
la que desde las diferencias podamos convivir, que
entendamos que el proyecto de España es mucho más
que un renglón de un presupuesto, mucho más que un
renglón de una inversión concreta de una infraestructura.
Es el momento —insistí ayer en ello— de las luces largas
de la política, de levantar el tono del debate, no de la voz,
de dejar de mirarse al ombligo y de comprometerse con
un proyecto que no puede ser otro que el de la superación
de la prosperidad a través de la estabilidad económica.
Así hacemos más España, pero sobre todo también
estamos haciendo más Europa.
Muchas gracias, señor presidente. (Aplausos.—El
señor Bosch i Pascual pide la palabra).
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