Como cada 18 de agosto, hoy se celebra la fiesta de San Patricio, primer
obispo de Málaga del que la historia tiene noticias; pues consta en las
actas del Concilio de Elvira, primero de los Concilios españoles, al
que asistió y cuyas actas firmó como tal obispo malacitano. Desde
antiguo la Iglesia de Málaga guardó religiosamente su recuerdo y le
veneró con piedad. El Papa Gregorio XVI por decreto de 26 de abril de
1834 mandó que se restaurara su culto.
San Patricio, el primer obispo conocido de la diócesis malacitana, es
referencia obligada para el estudio de los orígenes de nuestra Iglesia.
Han sido y siguen siendo muy diversas las iniciativas pastorales que se
han puesto en marcha bajo su patronazgo y que siguen luciendo hoy,
orgullosas, el nombre de una de las columnas sobre las que se apoyó la
naciente Iglesia malagueña. En 1891, el beato Marcelo Spínola, entonces
obispo de Málaga, erigió canónicamente una parroquia dedicada a San
Patricio. Se estableció primeramente en una pequeña iglesia (la actual
capilla del Carmen) que la familia Huelin había construido junto a una
de sus fábricas en las playas de San Andrés.
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