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19 de junio de 2010

Vivir el Evangelio o no vivirlo, esa es la cuestión

Autor: fjaviermv

Las palabras del Evangelio son vida. El que sólo lee la Biblia o sigue una religión de cumplimiento, pero no pone en práctica los consejos evangélicos, no hace lo que debe.

Por ejemplo. El Evangelio nos dice: "No os angustieis por el día de mañana"(Mateo 6), sin embargo, si nos agobiamos pensando en el futuro incierto que aún no ha llegado, no estamos poniendo en práctica el consejo evangélico, y como consecuencia no somos coherentes con la fe en Cristo.

Si ves a tu hermano necesitado de algo, y no le ayudas, pudiendo hacerlo, no estás viviendo el Evangelio.

Si te preocupas por tu hermano al verle necesitado, y te propones ayudarle de algún modo desde el fondo de tu corazón, y el deseo se convierte en obra, y alivias el sufrimiento de tu hermano, estás viviendo el Evangelio.

Si le ayudas, y vas tocando la trompeta por ahí para que los hombres vean tus buenas obras, o tu mano izquierda se entera de lo que hizo la derecha, es decir, si no eres discreto, es decir, si después de ayudar, pasas a tu hermano algún tipo de factura, o le tienes como esclavizado a ti porque le ayudaste, entonces, te digo: "Eso no es vivir el Evangelio".

Si ayudas a tu hermano, y vuelve a estar necesitado después, y le vuelves a ayudar, y te cansas de ayudarle, y entra en ti la tentación de la sospecha y del juicio contra tu hermano, no estás viviendo el Evangelio. La caridad no tiene límites. Todo lo espera. Todo lo soporta.

Si criticas a tu hermano, y no reaccionas antes de que la crítica destruya tu relación con el, dejando lugar a que la tentación siga en ti, no estás viviendo el Evangelio.

Si eres de los que señalas los pecados de otro, pero no miras los tuyos propios, siendo indulgente con tu hermano, no estás viviendo el Evangelio.

Recuerda también que si no perdonas a quién te ofendió, no vives en la fe de Cristo. ¿Cómo hago yo para estar seguro que perdoné? Me imagino por un momento que el Señor me pone en la puerta del cielo, y me da por un segundo autoridad para que decida el destino eterno del que me hizo daño. Si decido que entre por la puerta, es que lo he perdonado de verdad. Aún con cierto sentimiento amargo por el recuerdo del daño pasado, si decido que entre por la puerta del cielo, es que deseo el bién para mi hermano, es decir estoy amando, y por tanto, se que vivo el Evangelio en eso.

Si decidiera que no entrara por la puerta, sería mejor que temblara, porque me estaría convirtiendo en juez injusto, ya que sólo Dios conoce totalmente a cada uno de nosotros.

A nosotros no nos corresponde condenar a nadie. Sino amar y perdonar a todo el mundo, siempre. Si eso no está en tu código de conducta, entonces, no estás viviendo el Evangelio de la fe en Jesucristo.

¿Quieres hacer hoy un propósito firme de vivir plenamente el Evangelio? Sería la mejor decisión, ya que te aseguro que esa es la voluntad del Señor, y tu quieres agradarle siempre, porque le amas, y murió por tí.

¿Cómo haré para ir progresando en vivir el Evangelio?

Según yo lo veo, sería algo como esto:

1º Procura conocer cada día un poco mejor, la Palabra de Dios, las enseñanzas de Jesús, de los Apóstoles. Lee la Biblia.

2º Procura conocer cada día mejor, la doctrina de la Iglesia. Tienes el compendio del catecismo y el mismo Catecismo.

3º No te olvides que sin la Gracia de Dios no podrás lograrlo. Para obtener gracia, acude a los Sacramentos, especialmente la Penitencia y la Eucaristía. Vive la Misa como un encuentro con Dios, un acontecimiento único en tu vida, y no como una obligación de cumplimiento. Lucha contra la tentación de caer en la rutina. Habla cada día con el Señor. Haz oración diaria.

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