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27 de agosto de 2019

¡CIEGOS, GUÍAS DE CIEGOS!

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DEL BLOG DEL APOSTOLADO DE LA ORACIÓN DE MÁLAGA.

San Pablo se luce hoy en su 1ª carta a los tesalonicenses (2,1-8) con expresiones llenas de afecto a la par que moviendo a fidelidad a aquella comunidad. Nuestra visita no fue inútil. Venía Pablo de pasarlo mal en Filipos donde sufrió injurias y padecimientos. Pero nada de eso fue obstáculo para venir a predicaros el evangelio, apoyados en la fuerza de Dios.
            Exhortación que procedía de la mima llamada e Dios, que le ha confiado el evangelio y así lo predica para gloria de Dios y no para contentar a los hombres. El evangelio no está para contentar. Ni para devociones y dulzuras. El evangelio es exigente y no está hecho para facilitar la vida cómoda. No hemos tenido palabras de adulación y codicia disimulada, No os he endulzado el mensaje. El mensaje no está para contentar sino para trasmitir la voluntad de Dios que es el Reino que Cristo ha traído, y que está mucho más allá de los gustos y modos humanos. Por eso no pretendimos el honor y la alabanza de los hombres, ni de vosotros, ni de los demás.
            Luego ablanda su discurso desde el afecto para hacer caer en la cuenta de que su labor apostólica le lleva a ofrecer no sólo el evangelio sino su propia persona, tratándoos con delicadeza como una madre cuida su hijo, porque se han ganado el amor del apóstol.

            El evangelio sigue la diatriba de ayer. Jesús está ya más próximo a su final y ya se enfrenta abiertamente a la falsía de los escribas y fariseos. Hoy (Mt,23,23-26) toca Jesús un aspecto muy concreto y muy práctico, y muy aplicable a nuestros días. Les echa en cara a los doctores de la ley y a los fariseos que pretendan ser buenos religiosos pagando el diezmo del anís, la menta y el comino mientras están dejando a un lado el derecho, la compasión y la sinceridad. ¿No es esto algo muy aplicable a muchas formas religiosas de nuestros días? Dejando a un lado esas devociones externas que requieren su parafernalia propia con algunos santos (con ausencia de lo substancial sacramental),  vendría ese otro tema del “cumplimiento de preceptos” y el mimo precepto del domingo, donde lo que interesa es la mera tranquilidad de conciencia, pero donde se llega tarde a la Misa con la mayor impunidad, o se está distraído con otras lecturas u otros rezos particulares. El hecho tranquilizante es “haber cumplido el precepto”, aunque en realidad ni se ha “cumplido” porque no se ha estado en la Misa desde el principio. La falacia de “llegar al evangelio” sigue aún dominando muchas mentes… “Diezmo del anís, la menta o el comino” y olvido de lo substancial.
            Lo mismo digamos de la “tranquilidad” de dejar una moneda de limosna a la puerta de la Iglesia.
            Todo eso es lo que hoy vendría a corregir Jesús, como ya lo hizo con los fariseos y los doctores de la ley: Guías ciegos que filtráis el mosquito y os tragáis el camello. (A Jesús le gustaban las exageraciones para dejar la imagen grabada en las mentes de sus oyentes).
            Limpiáis por fuera la copa y el plato mientras por dentro rebosáis de desenfreno y de robo. ¿Cómo caería hoy una predicación así, cuando tenemos un auditorio que parece hecho de mantequilla, porque se ofende y escandaliza con un mínimo de corrección que se le haga, aun con gasas para no herir? Jesús fue por derecho. Y no ya a las gentes sino a los dirigentes, a los mentores, a los que tenían que ser maestros de la verdad. Y no se trata de no limpiar la copa y el plato. Eso también es necesario. Se trata de limpiar primero lo interior, lo esencial… Luego, lo demás. Es más: lo de “fuera” queda limpio cuando el alma está limpia por dentro…, cuando se cuidan los detalles.
            Es un hecho que una persona delicada en su mundo religioso profundo –su relación con Dios y su trato con los semejantes-, ya tiene ganada toda una gama de los pequeños “diezmos” que tienen así su sentido. Con un corazón abierto al bien, todo queda abierto al bien porque de lo que hay en el corazón habla la boca y actúa la vida de la persona. La pequeña moneda de la viuda tuvo todo su sentido. Pero no era un mero cumplimiento. Era dar el todo de sí misma.

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No me resisto en el día de hoy a expresar por medio de esta oportunidad que me dan los comentarios, que lo que dice el padre Cantero es totalmente cierto, y tengo desde hace tiempo un sentir muy fuerte que va en esta línea y que me preocupa. El sacerdote por serlo, abarca unas profundidades y conoce unas cosas que yo no alcanzo, pero a lo que si alcanzo es a ver como en las homilías en distintos lugares a veces falta mucho ese "estilo sincero" de Jesús. A mi entendimiento salta a la vista que no se quiere molestar, y pocos se oponen públicamente a lo políticamente correcto. No se si es a veces cobardía, o es que algunos hayan caído en imitar al mundo en algunas cosas. El otro día oí en un programa de televisión católica a unos seglares decir algo similar.

Presentado mi alegato, paso a hacer aquello que se que molestará a algunos quizás, porque piensan que es mejor no meterse en esto, o que yo no tenga autoridad:

Imiten a Jesús, hablen la verdad y no se preocupen de agradar a los hombres, sino a Dios. Cristo dio su vida por nosotros. Defendamos la verdad y defendamos a Cristo en medio de un mundo que lo niega y de algunos "cristianos" que están perdiendo la esencia y el norte, sean seglares o religiosos.

25 de agosto de 2019

¿Que es el Reino de Dios?

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Hoy domingo, el Evangelio que la Iglesia Católica presenta en todo el Orbe nos habla de "La puerta estrecha" por la que hay que pasar para llegar a sentarse en la mesa en el reino de Dios.

Lc 13, 22-30. Vendrán de oriente y occidente, y se sentarán a la mesa en el reino de Dios.
Del Catecismo de la Iglesia Católica, donde explica acerca del Reino de Dios así:
II. Venga a nosotros tu Reino 
2816 En el Nuevo Testamento, la palabra basileia se puede traducir por realeza (nombre abstracto), reino (nombre concreto) o reinado (de reinar, nombre de acción). El Reino de Dios es para nosotros lo más importante. Se aproxima en el Verbo encarnado, se anuncia a través de todo el Evangelio, llega en la muerte y la Resurrección de Cristo. El Reino de Dios adviene en la Última Cena y por la Eucaristía está entre nosotros. El Reino de Dios llegará en la gloria cuando Jesucristo lo devuelva a su Padre: 
«Incluso [...] puede ser que el Reino de Dios signifique Cristo en persona, al cual llamamos con nuestras voces todos los días y de quien queremos apresurar su advenimiento por nuestra espera. Como es nuestra Resurrección porque resucitamos en él, puede ser también el Reino de Dios porque en él reinaremos» (San Cipriano de Cartago, De dominica Oratione, 13).
Las palabras de Jesús en el Evangelio de hoy son "muy duras". Alguien pregunta a Jesús si serán muchos o pocos los que se salven y Jesús responde claramente que:

 «Esforzaos en entrar por la puerta estrecha, pues os digo que muchos intentarán entrar y no podrán. Cuando el amo de la casa se levante y cierre la puerta, os quedaréis fuera y llamaréis a la puerta, diciendo: “Señor, ábrenos”; pero él os dirá: “No sé quiénes sois”. Entonces comenzaréis a decir: “Hemos comido y bebido contigo, y tú has enseñado en nuestras plazas”. Pero él os dirá: “No sé de dónde sois. Alejaos de mí todos los que obráis la iniquidad”. Allí será el llanto y el rechinar de dientes, cuando veáis a Abrahán, a Isaac y a Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, pero vosotros os veáis arrojados fuera. Y vendrán de oriente y occidente, del norte y del sur, y se sentarán a la mesa en el reino de Dios. 
Muchos no podrán entrar. Jesús no dice pocos. Es Palabra de Dios y me fío de ella. Jesús lo explica con una parábola que se refiere sin duda al día de la resurrección final y del juicio final. Esto es claro y no debería ser complicado de entender por nadie que se acerque a este texto, ya que menciona a Abrahan, Isaac y Jacob y a todos los profetas que ya habían muerto.
Ese entrar por la puerta estrecha, se refiere a que para entrar en el cielo, es decir, en la Salvación que Cristo nos ha ganado con su sangre, es preciso iniciar y terminar el camino aquí en la tierra viviendo de acuerdo a los mandamientos de Dios y a las enseñanzas de la Iglesia en un espíritu de esforzarse (puerta estrecha). Eso implica dificultad y sufrimientos para ser fiel a Cristo.
Insisto, que Jesús afirma que MUCHOS no podrán seguir ese camino y serán dejados afuera en aquel día. Es Palabra de Dios, no admite discusión.
Una cosa más que dice Jesús en la parábola, es que muchos se sorprenderán en aquel día al creerse salvados al poner sus méritos por delante, pero son claramente puras apariencias esos méritos porque Jesús les llama iniquidades a sus obras.

Este Evangelio es una llamada clara a seguir Jesús en fidelidad al Evangelio y a recuperar en nuestros tiempos, el Santo temor de Dios que no se opone a la fe en la misericordia y el amor de Dios.

Si una persona es hallada "trabajando" en su salvación con temor y temblor como decía San Pablo en una de sus cartas, sin duda, no será dejada afuera, pero los que andan confiados en ciertas obras externas de pura apariencia y no obran en sus vidas de acuerdo a la Palabra de Dios, están en peligro, y están entrando por la puerta ancha.

24 de agosto de 2019

SAGRADAS ESCRITURAS

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Según el Catecismo de la Iglesia Católica, las sagradas escrituras son la revelación de Dios a los hombres en forma de palabras humanas . Las divinas escrituras son veneradas por la Iglesia a la par que se venera el Cuerpo y la Sangre de Cristo. (CIC 102-103). La considera Palabra de Dios y alimento y fuerza para quien la recibe. El autor de las Sagradas Escrituras es el mismo Dios que se ha valido de escritores humanos, pero inspirados por el Espíritu Santo.

106 Dios ha inspirado a los autores humanos de los libros sagrados. «En la composición de los libros sagrados, Dios se valió de hombres elegidos, que usaban de todas sus facultades y talentos; de este modo, obrando Dios en ellos y por ellos, como verdaderos autores, pusieron por escrito todo y sólo lo que Dios quería»
107 Los libros inspirados enseñan la verdad. «Como todo lo que afirman los hagiógrafos, o autores inspirados, lo afirma el Espíritu Santo, se sigue que los libros sagrados enseñan sólidamente, fielmente y sin error la verdad que Dios hizo consignar en dichos libros para salvación nuestra»
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.121 El Antiguo Testamento es una parte de la sagrada Escritura de la que no se puede prescindir. Sus libros son divinamente inspirados y conservan un valor permanente (cf. DV14), porque la Antigua Alianza no ha sido revocada.
123 Los cristianos veneran el Antiguo Testamento como verdadera Palabra de Dios. La Iglesia ha rechazado siempre vigorosamente la idea de prescindir del Antiguo Testamento so pretexto de que el Nuevo lo habría hecho caduco (marcionismo). 

 125 Los Evangelios son el corazón de todas las Escrituras «por ser el testimonio principal de la vida y doctrina de la Palabra hecha carne, nuestro Salvador» (DV 18).
126 En la formación de los evangelios se pueden distinguir tres etapas:
1. La vida y la enseñanza de Jesús. La Iglesia mantiene firmemente que los cuatro evangelios, «cuya historicidad afirma sin vacilar, comunican fielmente lo que Jesús, Hijo de Dios, viviendo entre los hombres, hizo y enseñó realmente para la salvación de ellos, hasta el día en que fue levantado al cielo».
2. La tradición oral. «Los apóstoles ciertamente después de la ascensión del Señor predicaron a sus oyentes lo que Él había dicho y obrado, con aquella crecida inteligencia de que ellos gozaban, instruidos y guiados por los acontecimientos gloriosos de Cristo y por la luz del Espíritu de verdad».
3. Los evangelios escritos. «Los autores sagrados escribieron los cuatro evangelios escogiendo algunas cosas de las muchas que ya se transmitían de palabra o por escrito, sintetizando otras, o explicándolas atendiendo a la situación de las Iglesias, conservando por fin la forma de proclamación, de manera que siempre nos comunicaban la verdad sincera acerca de Jesús» (DV19).

21 de agosto de 2019

El jovén rico y los obreros de la Viña

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Mt 19, 23-30. Más fácil le es a un camello entrar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de los cielos.
Entonces Jesús dijo a sus discípulos: «En verdad os digo que difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos. Lo repito: más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de los cielos». Al oírlo, los discípulos dijeron espantados: «Entonces, ¿quién puede salvarse?». Jesús se les quedó mirando y les dijo: «Es imposible para los hombres, pero Dios lo puede todo».
Entonces dijo Pedro a Jesús: «Ya ves, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido; ¿qué nos va a tocar?». Jesús les dijo: «En verdad os digo: cuando llegue la renovación y el Hijo del hombre se siente en el trono de su gloria, también vosotros, los que me habéis seguido, os sentaréis en doce tronos para juzgar a las doce tribus de Israel. Todo el que por mí deja casa, hermanos o hermanas, padre o madre, hijos o tierras, recibirá cien veces más y heredará la vida eterna.
Pero muchos primeros serán últimos y muchos últimos primeros.
    Se observa aquí a los discípulos de Jesús intrigados por el misterio de lo que ha sucedido con el joven rico, un muchacho verdaderamente cumplidor de los diez mandamientos, pero con un problema que le impide finalmente seguir a Jesús al estilo apostólico, al estar atado a muchas posesiones y bienes materiales. Una vida resuelta en lo material.
    Los discípulos no tienen demasiado clara la asociación "seguir a Jesús al modo apostólico", relacionado con la salvación final del alma y cuestionan a Jesús, a lo que este les responde con una frase que viene a significar para mi que el asunto de la salvación va por otro lado, y depende de Dios, no de los hombres.
    A la pregunta posterior concreta de Pedro, acerca de su estado y su propia situación y la del resto del grupo, Jesús les responde directamente con la promesa de una gran recompensa totalmente desproporcionada (cien veces más), lo cual me habla de la gran generosidad de Dios, que no paga al modo humano. Además, les promete la vida eterna. Evidentemente se requiere la perseverancia hasta el final de la vida, pero eso en ese momento no es el punto.

Pero muchos primeros serán últimos y muchos últimos primeros. Y eso me enlaza con la siguiente parábola de Jesús:

Mt 20, 1-16. ¿Vas a tener tú envidia porque yo soy bueno?
Pues el reino de los cielos se parece a un propietario que al amanecer salió a contratar jornaleros para su viña. Después de ajustarse con ellos en un denario por jornada, los mandó a la viña. Salió otra vez a media mañana, vio a otros que estaban en la plaza sin trabajo y les dijo: “Id también vosotros a mi viña y os pagaré lo debido”. Ellos fueron. Salió de nuevo hacia mediodía y a media tarde, e hizo lo mismo. Salió al caer la tarde y encontró a otros, parados, y les dijo: “¿Cómo es que estáis aquí el día entero sin trabajar?”. Le respondieron: “Nadie nos ha contratado”. El les dijo: “Id también vosotros a mi viña”. Cuando oscureció, el dueño dijo al capataz: “Llama a los jornaleros y págales el jornal, empezando por los últimos y acabando por los primeros”. Vinieron los del atardecer y recibieron un denario cada uno. Cuando llegaron los primeros, pensaban que recibirían más, pero ellos también recibieron un denario cada uno. Al recibirlo se pusieron a protestar contra el amo: “Estos últimos han trabajado solo una hora y los has tratado igual que a nosotros, que hemos aguantado el peso del día y el bochorno”.
El replicó a uno de ellos: “Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No nos ajustamos en un denario? Toma lo tuyo y vete. Quiero darle a este último igual que a ti. ¿Es que no tengo libertad para hacer lo que quiera en mis asuntos? ¿O vas a tener tú envidia porque yo soy bueno?”. Así, los últimos serán primeros y los primeros, últimos. 
Pero muchos primeros serán últimos y muchos últimos primeros. En el seguimiento de Jesús, este compara el Reino de los Cielos con una Viña. Dios nos llama a trabajar en su viña a todos, y unos son más diligentes en ir a la llamada, y otros menos, pero al final Dios paga igual a todos, y los que más trabajaron pueden sentirse injustamente tratados, lo cual es el pecado de la envidia de que al otro le vaya bien, porque nos creemos merecedores de más. Dios es igualmente generoso en la paga.

19 de agosto de 2019

Mt 19, 16-22. Si quieres ser perfecto, vende tus bienes, así tendrás un tesoro en el cielo.

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En aquel tiempo, se acercó uno a Jesús y le preguntó: «Maestro, ¿qué tengo que hacer de bueno para obtener la vida eterna?». Jesús le contestó: «¿Por qué me preguntas qué es bueno? Uno solo es Bueno. Mira, si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos». Él le preguntó: «¿Cuáles?». Jesús le contestó: «No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre, y ama a tu prójimo como a ti mismo». El joven le dijo: «Todo eso lo he cumplido. ¿Qué me falta?». Jesús le contestó: «Si quieres ser perfecto, anda, vende tus bienes, da el dinero a los pobres -así tendrás un tesoro en el cielo- y luego ven y sígueme». Al oír esto, el joven se fue triste, porque era muy rico.
Este muchacho tenía inquietud por la persona de Jesús. Era una "buena persona", cumplidora de los mandamientos y probablemente religiosa. Sin embargo, a pesar de todo esto, sentía en su interior una falta de algo. Le faltaba, ser perfecto, es decir, no apegarse a sus muchos bienes y a su riqueza material. Jesús le dijo como "llenar" ese vacío, pero le pudo más en ese momento de su vida, el apegarse a sus bienes y a su posición en el mundo, con todo resuelto. Entonces, se marchó triste, dice el Evangelio, porque el alma no se puede sentir plenamente feliz si impedimos entrar a Dios plenamente en nosotros. Siempre faltará algo, si lo llenamos con algo que no es de Dios. Siempre tendremos una tristeza, aún si fuéramos ricos, tuviéramos dinero de sobra, y toda la vida resuelta económicamente, no sería suficiente para nuestro interior, que nos demandará la perfección, y Jesús nos dirá, que si sentimos esa tristeza, demos el paso de desprendernos, si no de golpe, si poco a poco, de todo aquello que nos hace infelices.

18 de agosto de 2019

Fantasía

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Compuesta en 2017 y tocada con mi Yamaha Piaggero.

Lc 12, 49-53. No he venido a traer paz, sino división.

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En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«He venido a prender fuego a la tierra, ¡Y cuánto deseo que ya esté ardiendo! Con un bautismo tengo que ser bautizado, ¡y qué angustia sufro hasta que se cumpla! ¿Pensáis que he venido a traer paz a la tierra? No, sino división. Desde ahora estarán divididos cinco en una casa: tres contra dos y dos contra tres; estarán divididos el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra su nuera y la nuera contra la suegra».
    He oído a veces decir a algunas personas incrédulas y ateas que las religiones son malas, que crean problemas al mundo, y que si no existieran prácticamente no existirían problemas en el mundo.
    Pues hoy puedo afirmar que a mis 48 años de vida, estoy viendo que tienen parte de razón. Me explico: en primer lugar decir que las religiones no se pueden equiparar. Sólo existe una religión verdaderamente fundada en Dios, y es la católica, porque su fundador es Jesucristo y dijo la verdad porque El es la verdad.
 
    Sin embargo, la religión católica en si, crea algunos problemas a la gente de este planeta llamado Tierra. No lo digo yo, sino que lo dice Jesús, que es la Verdad y dice la Verdad.
    Uno de los principales problemas que la religión católica causa es el que divide a la gente. Crea conflictos entre personas de la misma familia por ejemplo. Así lo dice Jesús: «Desde ahora estarán divididos cinco en una casa: tres contra dos y dos contra tres; estarán divididos el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra su nuera y la nuera contra la suegra».
    Entonces la gente se confunde con la Religión. Esta no es para crear paz sino para crear división. Lo dice Jesús así: ¿Pensáis que he venido a traer paz a la tierra? No, sino división.

      Llegados a este punto de mi reflexión, puede que alguno esté escandalizado de lo que digo. Ahora vamos a seguir explicando esto tal como yo lo veo ahora mismo. ¿Si la religión causa estos problemas, para que tener religión? Pues bien, el problema es que las personas de una familia, que es lo que Jesús menciona aquí, son la clave. La familia es la célula básica de la sociedad. Si esta se desintegra, el mundo se va desintegrando. Si en la familia hay discordias y desavenencias por causa de la religión, en el mundo también, y por eso no habrá paz en este mundo mientras existan esas desavenencias.
    ¿Entonces que hacemos? Sólo hay dos soluciones posibles, y las dos se vienen intentando desde el principio. La primera es la de quitar la religión de la vida de las personas, porque se piensa que quitado el obstáculo para la paz, el mundo tendrá paz..
    El propio Jesús profetizó que se intentaría derribar a la depositaria de la religión católica, es decir a la Iglesia. Y también dijo que no podrían, porque Dios mismo la defiende. Es cierto, lo intentaron con El mismo Jesús, y no pudieron ni colgándolo en la cruz. Lo intentaron con sus apóstoles y la Iglesia creció. Y así hasta hoy. Siempre perseguida, pero siempre triunfante en medio del odio que trata de quitarla de en medio.

    ¿Cual es la otra solución? Pues la otra solución es la CONVERSIÓN. ¡Convertíos y creed en el Evangelio! -se nos ha dicho. Acoger los mandamientos de la Ley de Dios, vivir el Evangelio de Jesucristo, ser cristianos en la práctica todos los miembros de la familia, o los más que puedan. Entonces nos acercaremos a la paz. A más rechazo de la religión y por tanto de Cristo, más división en las familias. Los que creen y los que no creen quedarán separados. Y si no se separan, vivirán con desavenencias continuas, porque se rigen por dioses distintos.

    ¿Entendemos ahora porqué dice el Señor Jesús que no ha venido a traer paz? La razón es que el es el obstáculo para la paz en las familias cuando se le rechaza para vivir una vida sin Dios. Y El es el Bien, el es el Amor, El es la sabiduría, y si rechazas a Cristo rechazas eso. El pecado rechaza a Dios, y las personas que quieren vivir sus vidas sin arrepentirse y sin reconocer a Dios, son las que generan las discordias en las familias, porque si se rigen por lo que Jesús enseña, entonces no habría ya ningún problema, y vivirían en el Amor.

    Moraleja final: Tu puedes amar al prójimo, pero si el prójimo no te ama a ti, no puede haber paz, y algo sucederá en algún punto que os enfrentará o pondrá discordias en medio.

17 de agosto de 2019

Mt 19, 13-15. No impidáis a los niños acercarse a mí; de los que son como ellos es el reino de los cielos.

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    En la lectura de la Palabra del Señor narrada por San Mateo en su Evangelio, tenemos el breve episodio de los niños que son "acercados a Jesús". Los que acercaban a los niños a Jesús, lo hacían con la buena intención de que este los bendijera orando por ellos y con el gesto de la imposición de las manos.
    He aquí un claro ejemplo de padres o familiares responsables y creyentes. Nada sabemos de ellos porque no lo cuenta el Evangelio, pero si sabemos que tuvieron ese bonito gesto de fe. Supieron reconocer a Jesús, tampoco sabemos en que medida, pero si que quisieron que sus niños fueran bendecidos, y que tuvieran un contacto con Jesús, que además, como siempre ocurre, los acoge encantado, y aprovecha para dar una lección de todo ello, a sus propios discípulos que están con el, y que van a meter la pata hasta el fondo.
    Esto me recuerda la realidad de nuestros días, y algo para que la propia Iglesia reflexione. Esto no es para el mundo, para los sin fe o para los inconversos, sino para nosotros, los que formamos parte de la Iglesia, porque los que meten la pata hasta el fondo son los discípulos de Jesús, y no esas personas anónimas que acercan los niños hasta Jesús para que los bendiga con su oración y sus santas manos.
   Mas valdría a los que tienen la responsabilidad de ser acogedores en sus parroquias en las distintas Diócesis, acoger hoy esta Palabra e hicieran una reflexión sobre si están en el lado de los que acercan a los niños a Jesús o de los discípulos que cometen el error de "regañar" a los que tratan de acercarse.

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14Jesús dijo: «Dejadlos, no impidáis a los niños acercarse a mí; de los que son como ellos es el reino de los cielos».
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    Al final los que se supone que tienen que ser religiosos y personas de fe, los discípulos son regañados por Jesús, que aprovecha para hacer una comparativa importante. A Jesús se pueden acercar todos los que son como ellos, es decir, como los niños. Al reino de los cielos se llega por medio de la candidez y la humildad semejante a la de los niños. Los niños normales, que aún no han sido corrompidos por el mundo o desviados por las malas costumbres de sus padres, son así. Puedes oír sus risas, son inocentes, ven la vida como un regalo del que hay que disfrutar sanamente. Si los niños son como los del episodio narrado por San Mateo, entonces los adultos tienen que imitarlos para que el reino de los cielos sea suyo también, y eso no se corresponde a veces con nuestras actitudes cerradas y egoístas. Benditos los que no actúan como los discípulos en este caso. No sabemos los nombres de los que se opusieron a que los niños fueran acercados, porque no es importante para el caso. En el lugar de los discípulos está toda aquella persona creyente que va detrás de Jesús para aprender de el, pero o bien por desconocimiento o bien por egoísmo, mete la pata hasta el fondo, y en vez de atraer, rechaza a los que quieren acercarse también.

16 de agosto de 2019

Mt 19, 3-12. Divorcio y matrimonio

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Mt 19, 3-12. Por la dureza de corazón permitió Moisés repudiar a las mujeres; pero, al principio, no era así.
En aquel tiempo, se acercaron a Jesús unos fariseos y le preguntaron, para ponerlo a prueba: «¿Es lícito a un hombre repudiar a su mujer por cualquier motivo?». Él les respondió: «¿No habéis leído que el Creador, en el principio, los creó hombre y mujer, y dijo: “Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne”? De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Pues lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre». Ellos insistieron: «¿Y por qué mandó Moisés darle acta de divorcio y repudiarla?». Él les contestó: «Por la dureza de vuestro corazón os permitió Moisés repudiar a vuestras mujeres; pero, al principio, no era así. Ahora os digo yo que, si uno repudia a su mujer-no hablo de uniones ilegítimas- y se casa con otra, comete adulterio». Los discípulos le replicaron: «Si esa es la situación del hombre con la mujer, no trae cuenta casarse». Pero él les dijo: «No todos entienden esto, solo los que han recibido ese don. Hay eunucos que salieron así del vientre de su madre, a otros los hicieron los hombres, y hay quienes se hacen eunucos ellos mismos por el reino de los cielos. El que pueda entender, entienda».
En la lectura del Evangelio de San Mateo que se proclama hoy en todo el Orbe, se recuerda al pueblo de Dios una vez más que el matrimonio es la unión entre una mujer y un hombre. Ya Jesús menciona primero al padre y a la madre como lo normal para poder tener un hijo, y habla del misterio del matrimonio que consiste en que ambos cónyuges se unen en una sola carne, previo abandono de la casa de los padres y de su vida dependiente de estos.
Dice también que el matrimonio es indisoluble, si es que Dios los ha unido de verdad, añado yo. Y que la cuestión de admitir al divorcio es por motivo de la dureza del corazón de los antiguos.

El que pueda entender, entienda.

15 de agosto de 2019

Asunción de María Virgen, la Madre de Dios.

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    Hoy la Iglesia vive en todo el orbe le solemnidad de la ASUNCIÓN DE LA BIENAVENTURADA VIRGEN MARÍA, una de los días grandes que el pueblo cristiano católico tiene en el calendario anual. Como día de precepto que es, además tenemos la obligación de ir a la Iglesia a celebrar la Eucaristía. Hacerlo con alegría y buena disposición es lo mejor.
 
La Asunción de la Virgen María significa que ella por privilegio especial de parte de Dios fue llevada al cielo en cuerpo y alma. La Iglesia Católica así lo creyó desde tiempos muy tempranos, pero no lo define como un dogma de fe hasta el año 1950 siendo Papa, Pio XII. Para saber más, puedes visitar este enlace: https://www.aciprensa.com/recursos/que-es-el-dogma-de-la-asuncion-2929

"La Asunción de la Santísima Virgen constituye una participación singular en la Resurrección de su Hijo y una anticipación de la resurrección de los demás cristianos" (#966). (Nuevo Catecismo de la Iglesia Católica)
El Evangelio que se proclama hoy en la Iglesia universal es este:

Lc 1, 39-56. El Poderoso ha hecho obras grandes en mí: enaltece a los humildes.
En aquellos mismos días, María se levantó y se puso en camino de prisa hacia la montaña, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. Aconteció que, en cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel de Espíritu Santo y, levantando la voz, exclamó: «¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? Pues, en cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Bienaventurada la que ha creído, porque lo que le ha dicho el Señor se cumplirá».
María dijo: «Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humildad de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia -como lo había prometido a nuestros padres- en favor de Abrahán y su descendencia por siempre». María se quedó con ella unos tres meses y volvió a su casa.
   Este fragmento del Evangelio de San Lucas es uno de los más bonitos, y de los pocos momentos en los que el Nuevo Testamento menciona a María, pero es que con semejantes palabras, no hay mucho más que decir. Recoge palabras de la misma Madre del Señor, que se refieren al nacimiento de Jesús. A la elección de Dios que ha hecho al fijarse en una humilde mujer, la declaración profética de que "todas las generaciones" la felicitarán por ello, la descripción perfecta de Dios, el cual es santo, misericordioso y poderoso, además de justo y que da recompensa a los humildes y rechaza a los soberbios. Además presenta a Dios como cumplidor de sus promesas.

   Pues bien, otra de las grandezas de Dios es la Asunción de la Virgen María, que nos garantiza que ella está ahora en el cielo, habiéndonos precedido como prenda de nuestra propia resurrección. Tal como dice San Pablo también en lectura del día de hoy: 1 Cor 15, 20-27a. Primero Cristo, como primicia; después todos los que son de Cristo.

¿Y acaso la primera persona que es de Cristo no es su madre?

14 de agosto de 2019

Mt 18, 15-20. Si te hace caso, has salvado a tu hermano.

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Si tu hermano peca contra ti, repréndelo estando los dos a solas. Si te hace caso, has salvado a tu hermano. Si no te hace caso, llama a otro o a otros dos, para que todo el asunto quede confirmado por boca de dos o tres testigos. Si no les hace caso, díselo a la comunidad, y si no hace caso ni siquiera a la comunidad, considéralo como un pagano o un publicano. En verdad os digo que todo lo que atéis en la tierra quedará atado en los cielos, y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en los cielos. Os digo, además, que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, se lo dará mi Padre que está en los cielos. Porque donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos».
  El fragmento del evangelio en el día de hoy nos recuerda a los cristianos católicos que existe una vía enseñada por Jesús mismo a sus discípulos, que sirve para resolver los conflictos dentro de la comunidad cristiana. Se trata de una vía para la resolución de problemas derivados de las desavenencias entre cristianos, motivadas por las "ofensas" (de importancia) que un hermano realiza a otro.
  Supongamos que una persona está difamando a otra, contando chismes e incluso falsedades que están perjudicando la reputación de otro. Ahí se está produciendo un pecado contra el hermano. El evangelio no hace distinción entre personas, lo mismo puede ser hombre, mujer, joven o anciano, y lo mismo puede ser un seglar, que un sacerdote o un Obispo. Todos somos pecadores, según la Escritura.
 La vía de solución de Jesús es ir directamente primero a tratar el asunto con la persona que te está ofendiendo y haciendo un daño que convendría parar, por el bien del que lo hace, nótese el detalle. Porque en este caso, el difamado sufre, pero el difamador está en pecado, que es peor.
  Jesús ha previsto lo que suele ocurrir a veces, y es que la otra persona, no admita su pecado. En ese caso, hay una segunda cosa que se puede hacer, sin romper con el evangelio, y es la de coger a alguna persona (dice la Biblia 2-3), que actúen como testigos a tu favor, y vayáis a ver si lográis entrar en razón al pecador.
 Pero en previsión que tampoco haga caso el pecador, el tema se va agravando y Jesús enseña que la siguiente vía es decirlo a la Comunidad para que esta haga de árbitro. Llegados a este punto, al pecador se le acaba el margen de maniobra, porque dice Jesús que si tampoco oye a la Comunidad el pecador debe ser tenido a los ojos de todos, ya no como un miembro de la comunidad cristiana, sino como un pagano o publicano. Es decir, una persona mundana que vive de espaldas a Dios. En ese punto, el pecador, queda como aislado a no ser que cese en su rebeldía. Llegados a este punto la cosa se complica para el pecador.

Seguidamente Jesús confirma que la comunidad tiene el poder de atar y desatar. Es decir, que la decisión que tome, será avalada desde el cielo, en virtud de la autoridad que Jesús da a su Iglesia, y que leemos en otras partes del Evangelio.

Finalmente vemos como hay una promesa: Dios va a responder a toda petición que hagan dos o tres cristianos con el único requisito de que estén de acuerdo entre ellos en lo que están pidiendo.
Una segunda promesa de Jesús es cuando dice que donde hay dos o tres personas (como mínimo) reunidas en su nombre, El está ahí en medio de ellos. Nótese que es más fácil que dos o tres estén de acuerdo que cien, aunque de esto no menciona nada Jesús. Tal vez ese sea el secreto de esta promesa, que deberíamos tener en cuenta antes de hacer una petición a Dios, el cual parece dar una gran importancia a la oración comunitaria o en pequeños grupos.