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25 de agosto de 2019

¿Que es el Reino de Dios?

Hoy domingo, el Evangelio que la Iglesia Católica presenta en todo el Orbe nos habla de "La puerta estrecha" por la que hay que pasar para llegar a sentarse en la mesa en el reino de Dios.

Lc 13, 22-30. Vendrán de oriente y occidente, y se sentarán a la mesa en el reino de Dios.
Del Catecismo de la Iglesia Católica, donde explica acerca del Reino de Dios así:
II. Venga a nosotros tu Reino 
2816 En el Nuevo Testamento, la palabra basileia se puede traducir por realeza (nombre abstracto), reino (nombre concreto) o reinado (de reinar, nombre de acción). El Reino de Dios es para nosotros lo más importante. Se aproxima en el Verbo encarnado, se anuncia a través de todo el Evangelio, llega en la muerte y la Resurrección de Cristo. El Reino de Dios adviene en la Última Cena y por la Eucaristía está entre nosotros. El Reino de Dios llegará en la gloria cuando Jesucristo lo devuelva a su Padre: 
«Incluso [...] puede ser que el Reino de Dios signifique Cristo en persona, al cual llamamos con nuestras voces todos los días y de quien queremos apresurar su advenimiento por nuestra espera. Como es nuestra Resurrección porque resucitamos en él, puede ser también el Reino de Dios porque en él reinaremos» (San Cipriano de Cartago, De dominica Oratione, 13).
Las palabras de Jesús en el Evangelio de hoy son "muy duras". Alguien pregunta a Jesús si serán muchos o pocos los que se salven y Jesús responde claramente que:

 «Esforzaos en entrar por la puerta estrecha, pues os digo que muchos intentarán entrar y no podrán. Cuando el amo de la casa se levante y cierre la puerta, os quedaréis fuera y llamaréis a la puerta, diciendo: “Señor, ábrenos”; pero él os dirá: “No sé quiénes sois”. Entonces comenzaréis a decir: “Hemos comido y bebido contigo, y tú has enseñado en nuestras plazas”. Pero él os dirá: “No sé de dónde sois. Alejaos de mí todos los que obráis la iniquidad”. Allí será el llanto y el rechinar de dientes, cuando veáis a Abrahán, a Isaac y a Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, pero vosotros os veáis arrojados fuera. Y vendrán de oriente y occidente, del norte y del sur, y se sentarán a la mesa en el reino de Dios. 
Muchos no podrán entrar. Jesús no dice pocos. Es Palabra de Dios y me fío de ella. Jesús lo explica con una parábola que se refiere sin duda al día de la resurrección final y del juicio final. Esto es claro y no debería ser complicado de entender por nadie que se acerque a este texto, ya que menciona a Abrahan, Isaac y Jacob y a todos los profetas que ya habían muerto.
Ese entrar por la puerta estrecha, se refiere a que para entrar en el cielo, es decir, en la Salvación que Cristo nos ha ganado con su sangre, es preciso iniciar y terminar el camino aquí en la tierra viviendo de acuerdo a los mandamientos de Dios y a las enseñanzas de la Iglesia en un espíritu de esforzarse (puerta estrecha). Eso implica dificultad y sufrimientos para ser fiel a Cristo.
Insisto, que Jesús afirma que MUCHOS no podrán seguir ese camino y serán dejados afuera en aquel día. Es Palabra de Dios, no admite discusión.
Una cosa más que dice Jesús en la parábola, es que muchos se sorprenderán en aquel día al creerse salvados al poner sus méritos por delante, pero son claramente puras apariencias esos méritos porque Jesús les llama iniquidades a sus obras.

Este Evangelio es una llamada clara a seguir Jesús en fidelidad al Evangelio y a recuperar en nuestros tiempos, el Santo temor de Dios que no se opone a la fe en la misericordia y el amor de Dios.

Si una persona es hallada "trabajando" en su salvación con temor y temblor como decía San Pablo en una de sus cartas, sin duda, no será dejada afuera, pero los que andan confiados en ciertas obras externas de pura apariencia y no obran en sus vidas de acuerdo a la Palabra de Dios, están en peligro, y están entrando por la puerta ancha.

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