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30 de marzo de 2023

PERDONADOS SON TUS PECADOS

El evangelista Marcos comienza su capítulo 2 con un hecho que podemos recomponer dramatizando la escena, enriqueciéndola con nuestra imaginación, dentro de lo muy lógico y sin crearse fantasías inútiles. Era un paralítico. Por eso mismo él no podía acudir a Jesús, porque él solo no podía moverse. Dice allí que fue llevado por cuatro. Evidentemente tenían que ser cuatro de sus amigos, en los que él podía confiar. Y cuando llegan al lugar donde Jesús hablaba (una casa con terraza sobre un porche de entrada, y que tenía que tener una puerta trasera), topan con una fuerte dificultad: hay tal gentío que no pueden ni pasar. El paralítico se desanima. Ve que no podrá lograr su anhelo. Pero los amigos están para algo y le dicen: "No sufras; estamos nosotros aquí". Y como no podían pasar, a causa del gentío, se dan la vuelta y buscan la parte de atrás de la casa. Por allí consiguen que les abran y entran con el paralítico y suben al terrado de una casa de aquellos tiempos, con grandes lajas que formaban el suelo. Bajo él, Jesús hablaba a las gentes, embobadas con su palabra. Se toman el trabajo de levantar unas lajas de aquellas. Sin más remedio tuvo que caerle tierra a Jesús que no me extrañaría que imaginó alguna cosa. Y con unas cuerdas, hicieron descender al amigo enfermo de tal manera que fue descendiendo -asustado y con los ojos abiertos como platos- hasta estar en el suelo del porche delante de Jesús. Dice el evangelista que "vio Jesús la fe de ellos". Podemos decir: la buena fe. Y Jesús, que es sorpresivo, en vez de curarlo sin más, le dice: "Perdonados son tus pecados". Y yo pienso para mí: ¿eso le dio al hombre la alegría que deseaba? Me temo que no. Y aunque es verdad que, en aquella cultura y mentalidad, la enfermedad se veía como consecuencia del pecado..., y si se perdonan los pecados se está significando la curación de la enfermedad..., me huelo que -como tantos en la vida- más hubiera estimado el paralítico la curación del cuerpo que el bien espiritual. ¡Pensamos tantas veces con ideas miopes...! 

Los fariseos fueron más lejos: como sólo Dios puede perdonar pecados, aquel Jesús que había hablado así, "estaba blasfemando", pensaron. Y Jesús les hace un desafío: "¿Qué os parece más significativo: que yo le diga 'perdonados son tus pecados', o que le diga: 'Levántate, toma a cuestas tu camilla y vete a tu casa'?" Pues para que veáis que no he blasfemado y que lo que digo lo puedo decir..., le dice al paralítico: "Levántate, toma tu camilla a cuestas y vete a tu casa".. Y el enfermo, tantea con cierto recelo si se sostiene en pie, y acaba erguido... Los amigos le jalean desde la terraza, y él coge su camilla y los llama a ellos para agradecerles tanto..., y marchar juntos con inmensa alegría. De las gentes que estaban allí, sabemos que quedaron fuera de sí y alababan a Dios. De los fariseos, nada se dice. No merece la pena comentar. Jesús, contento: ha hecho el bien, como fue su obra cada día y en cada sitio. Pero tampoco se dice expresamente. 

Eso nos queda a nosotros para orar, profundizar, dejar que nos entre en el corazón..., o que sepamos entrar nosotros en el Corazón de Cristo, en sus sentimientos. De los amigos..., pensar el valor de la amistad sincera. Incluso pensar cuáles serían los 4 amigos que yo elegiría en un caso determinado... A lo mejor se puede hasta pensar -como hizo al principio el paralítico-, ¿qué cuatro amigos serían los que estarían dispuestos a llevarme a Jesús...? ¿O a qué amigos yo podría llevar hasta Él, precisamente como la prueba de mi mejor amistad? 

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