Esta devoción proviene de Sevilla (España).[2] Un cura capuchino de nombre Isidoro de Sevilla, recibió una revelación en uno de sus sueños. Era la imagen de la Divina Pastora. Días más tarde, le dio al artista Alonso Miguel de Tovar, una descripción detallada de su visión para que éste realizara un cuadro. La imagen de la virgen con sombrero pastoril, cubierta por una manto azul, sosteniendo en su mano izquierda al niño y apoyando la derecha sobre un cordero, fue llamada "Divina Pastora de las Almas".
Años más tarde, el escultor Francisco Ruiz Gijón, esculpió la imagen tamaño natural de la Divina Pastora. Y en el año 1705, la imagen fue llevada a su primera procesión en este país europeo.
Los orígenes de la devoción son imprecisos hasta el siglo XVIII. Existen referencias de la Virgen María como pastora en la vida y escritos de Juan el Geómetra (siglo X),[1] San Juan de Dios, San Pedro de Alcántara,[2] la venerable María Jesús de Ágreda,[3] Santa María de las Cinco Llagas.
Sin embargo, la labor de darla a conocer fue concebida en Sevilla en el año 1703 en la mente de un sacerdote capuchino de gran devoción mariana conocido como fray Isidoro de Sevilla. Este capuchino le encargó un lienzo con tal representación al artista Alonso Miguel de Tovar de la Escuela pictórica sevillana y escribió La Pastora Coronada (Sevilla, 1705) en la que expuso su "idea predicable" de la Virgen en traje de pastora.
La descripción que dio el sacerdote al artista para que realizara la obra es la siguiente: “En el centro y bajo la sombra de un árbol, la Virgen santísima sedente en una peña, irradiando de su rostro divino amor y ternura. La túnica roja, pero cubierto el busto hasta las rodillas, de blanco pellico ceñido a la cintura. Un manto azul, terciado al hombro izquierdo, envolverá el entorno de su cuerpo, y hacia el derecho en las espaldas, llevará el sombrero pastoril y junto a la diestra aparecerá el báculo de su poderío. En la mano izquierda sostendrá al Niño y posará la mano derecha sobre un cordero que se acoge a su regazo. Algunas ovejas rodearán la Virgen, formando su rebaño y todas en sus boquitas llevarán sendas rosas, simbólicas del Ave María con que la veneran...”
El 8 de septiembre de 1703, durante la fiesta de La Natividad de la Virgen, se realiza la primera procesión en que es mostrado el lienzo a la feligresía.
Posteriormente, Francisco Ruiz Gijón, esculpió la primera imagen tamaño natural de la Divina Pastora. Esta imagen es llevada en su primera procesión en octubre de 1705, con gran solemnidad, hasta la iglesia parroquial de Santa Marina, que para el momento constituía la novena sede de la “Primitiva Hermandad del Rebaño de María”.
Son muy populares las representaciones de esta advocación en Andalucía, por ser principalmente una devoción extendida desde Sevilla a todo el territorio andaluz, algunas cuentan con mucha antigüedad y tradición.
A partir de 1705, se comenzó a propagar por todos los territorios del reino de España y América esta advocación mariana. Un papel importante en esto tuvo el Beato Diego José de Cádiz.
HISTORIA DE LA DEVOCION EN MALAGA
La devoción a la Divina Pastora de las Almas surge en Málaga a los pocos años de su eclosión en Sevilla de la mano de fray Isidoro en 1703. La imagen, atribuida por diversos estudios al imaginero José Montes de Oca, data de los años treinta del siglo XVIII, por lo que fue esculpida al calor de la incipiente costumbre de representar a la Madre de Dios como Pastora de las Almas. Una crónica de 1791 recogida por el ilustre malagueño Narciso Díaz de Escobar en su publicación periódica 'Efemérides malagueñas' afirma que “el 4 de mayo de 1791 se celebraron en el barrio de Capuchinos grandes fiestas en honor de la Divina Pastora”. Díaz Escobar señala que los frailes capuchinos, cuya presencia en la ciudad está documentada desde comienzos del siglo XVII, “dedicaban notables funciones religiosas a la Divina Pastora, especialmente al llegar la época de su novena”.
“Se creó la Hermandad y a ella pertenecían los vecinos más distinguidos y piadosos del barrio, que pagaban una pequeña cuota”, prosigue la nota de Díaz de Escobar, lo que indica que la Hermandad, que posteriormente pasó a denominarse Congregación de la Divina Pastora de las Almas, ya existía como tal a finales del siglo XVIII. La expulsión de los frailes capuchinos a mediados del siglo XIX, con la Desamortización, no mermó el culto a la Virgen y, a mediados de esa centuria, se relanzó su hermandad y la organización de la novena. En 1865, un sacerdote conocido como el padre Félix organizó coros que cantaban en las misas las coplas dedicadas a la Pastora.
El beato Marcelo Spínola y Maestre fue un gran impulsor de la devoción pastoreña durante su etapa de obispo de Málaga, a finales del siglo XIX. En el año 1906 se aprobaron nuevos estatutos para la Congregación de la Divina Pastora de las Almas de Málaga. Además, perduran documentos sobre la novena en ese año y anteriores. En 1920, llegó a predicarla el padre Tiburcio Arnaiz. Durante la República hubo un intento por parte de la milicia de demoler la iglesia pero, según las crónicas, los republicanos del barrio de Capuchinos se opusieron porque dentro estaba su Patrona.
En 1930, los cultos cambian de fecha y se celebran en junio en vez del mes de mayo. Durante la Guerra Civil se interrumpen las manifestaciones religiosas en honor de la Pastora malagueña, pero se conserva su talla, al instalarse junto al templo un hospital militar. La Orden Tercera de San Francisco retomó de forma modesta el culto a la Divina Pastora de las Almas hasta que la Congregación fue reorganizada en el año 1948, de la mano de Don José Claros López, que fue nombrado Hermano Mayor Perpetuo.
Este breve repaso histórico confirma que la devoción a la Divina Pastora de las Almas ha permanecido prácticamente inalterable desde mediados del siglo XVIII en el barrio de Capuchinos, del que es Patrona y Protectora. En 1970, la imagen se convirtió en titular principal de la parroquia creada en 1951 en el templo con el nombre de Santa Teresa de Jesús. Además, la Divina Pastora es Patrona del Deporte Nacional, lo que ha fomentado la relación de su Congregación, desde que se reorganizase en 1948, con diferentes entidades deportivas de la ciudad, principalmente.
¿Por qué la Divina Pastora es Patrona del Deporte?
La imagen de la Divina Pastora se nos presenta en el campo, al aire libre, en un ambiente deportivo de contacto con la naturaleza; y en María el pastoreo, que propiamente no es un deporte, significa una incesante y anhelosa fatiga en busca de trofeos de almas, hasta llegar a la meta de unir a la humanidad “en un solo rebaño bajo un solo Pastor”. El Título de Divina Pastora tiene raíces ecuménicas en la tierna parábola evangélica del buen Pastor.
PARTE DE TRASERA DEL TRONO DE LA DIVINA PASTORA AYER POR LA TARDE |
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