Ayer fallecía en Málaga un gran sacerdote. El
P. Manuel Cantero, de la Compañía de Jesús, con el cual mantuve en palabras suyas, escritas en el último correo que me escribió el pasado 23 de Marzo:
"una historia personal de relación, larga en tiempo y forma".
La primera referencia que tengo está anotada en mi cuaderno, fue el
14 de Enero de 2008, durante una Misa en la Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús de Málaga. La homilía me impactó por la forma, la voz firme de este sacerdote, que transmitía credibilidad, En mis notas, reflejé un fragmento:
«El bautismo es un sello a fuego, por el cual Dios nos hace hijos de Dios. Aunque alguien apostate de la fe y arranque las páginas del libro del bautismo, seguirá siendo siempre hijo de Dios en el cielo o en el infierno. Nada cambia por apostatar en este sentido. El que es hijo, siempre lo será, aunque este rechace al Padre.»
Aún está impreso en mi, más de doce años después, el eco de aquella fuerza y sinceridad evangélica. Ese año, no recuerdo si por "casualidad" me lo encontré como celebrante en el Triduo a Santa Ángela de la Cruz que se celebraba en su convento en Noviembre, y al que asistimos. De mi cuaderno de notas:
La homilía fue sublime. Resaltó el valor de la santidad por la cruz y la humildad. El como nosotros vamos siempre por este mundo buscando la comodidad y querer negar continuamente el sufrimiento, la enfermedad, la muerte...
Necesitamos darnos cuenta de esto. No luchar como luchamos sólo por conseguir el bienestar aquí abajo, sino, a imitación de Cristo y Santa Angela de la Cruz, buscar mejor los bienes del cielo, porque todo lo que aquí consigamos obtener, no nos va a servir cuando nos tengamos que marchar.
Todo un Dios, se hizo hombre, se humilló a la condición humana para padecer en nuestra propia carne mortal, sin necesidad de ello. El podría haber elegido otra forma, porque es Dios. El es el Creador del mundo, El no necesita nada de nosotros, El podría haber elegido ser rico y poderoso, y no lo hizo. ¿Por qué? Eligió ser un niño, tener unos padres, aprender a andar y hablar, aprender el sufrimiento, trabajar con sus manos para ganar el pan. El que quiera ser su discípulo, que coja su cruz, SE NIEGUE A SI MÍSMO y le siga. Amor a Dios, amor al prójimo, servicio a los demás. El tiempo que estemos aquí, no lo perdamos, y hagamos cosas que nos sirvan para la vida eterna. Ganar el cielo, en vez de ganar aquí abajo, no consiste en la comodidad y el bienestar, o la posición social, o los honores que yo pueda tener. Nuestro amor egoísta. Si no nos dan dinero, honores, lugares, comodidades, entonces no amamos. Así no ama Dios.
De nuevo quedé impactado por su forma de predicar, en un mensaje claro pero profundo, y con esa seguridad que ya anoté a principio de ese año. Sin embargo, no tengo anotada más referencias hasta un año después, mientras tanto, yo tenía a mi confesor y párroco en la Purísima Concepción, y durante el año 2009 realicé algunas confesiones en el Sagrado Corazón con otro sacerdote jesuita, pero el Padre Cantero no aparece en mis notas. La providencia de Dios estaba trabajando.
A principios de marzo de 2009, realicé en el Sagrado Corazón los ejercicios espirituales, aunque no tengo anotado el sacerdote, si recuerdo que hubo uno o dos años en el que los impartió el, y que fueron buenas experiencias. Ya por entonces asistí a la escuela de oración del Apostolado que se celebraban allí.
En mi cuaderno un hecho relevante que va a cambiar la vida del Padre Cantero en cierto modo. En una confesión surgió el tema de la humildad. Me estaba confesando yo, pero el para hacerme ver el punto me dijo algo que me dejó perplejo. Para mi fue un gesto de gran humildad por su parte, que me hizo pensar bastante sobre mi mismo, pero la cuestión es que de eso, derivó la conversación en el asunto de sus escritos. Yo le comentaba algo relacionado a la posibilidad tan buena de que sus predicaciones llegaran a más personas a través de internet. El no se negó, aunque puso algún reparo, dándome alguna explicación. Había en el algo de duda respecto pero finalmente al yo ofrecerle construir un blog donde el pudiera escribir y llegar más lejos con el Evangelio, accedió. Ni el ni yo sabíamos entonces que el blog se iba a convertir en una cita diaria para evangelizar durante más de 9 años, sólo interrumpido en rara ocasión. Por cierto, que según entiendo, el blog le dio la decisión necesaria para publicar hasta tres libros a partir de ahí.
La primera entrada en el blog, la escribió el 22 de Febrero de 2011, y se tituló: "La alegría del Evangelio". Y la última, el 26 de Marzo de 2020: "Oración sencilla y familiar", y donde hablaba también de la pandemia de la que resalto este párrafo:
«Estamos ante un momento histórico en el que parecería que se ha levantado la ira de Dios, que viene con afán destructor ante una población indefensa. Cabe hablar con Dios con una oración semejante a de Moisés, presentándole el número de víctimas que están perdiendo la vida. Y el otro número almas espirituales que está sufriendo las consecuencias del cierre prudencial de los templos, que les deja privados dolorosamente de participar en la Eucaristía.»
Volviendo al momento clave de nuestra relación, comienza a raíz de que mi confesor y párroco se jubila a final del año 2010, y es entonces como paulatinamente voy necesitando alguien que supla a el sacerdote que había sido tan bueno conmigo durante los seis años anteriores, y el listón estaba alto, y entonces providencialmente ahí estaba el Padre Cantero, el Apostolado de la Oración, y el blog que al principio yo ayudaba a administrar.
ALGUNAS FRASES DEL PADRE CANTERO QUE ANOTÉ EN 2011.
«Buscar siempre hacer la voluntad del Padre por encima de que esté centrado en mis pecados sin son leves o graves.»
«Dios no rechaza a la persona sino el mal.»
«La oración tiene que ser perserverante. Dejar a Dios que nos hable por su Palabra.»
«Jesús también se cansa, lo vemos en el Evangelio.»
«Lo importante no es como me llamo, sino el nombre con el que Dios me llama.»
«Dios siempre habla en la tranquilidad. Dios no produce ansiedad, aunque fastidie la obra, hay una señal de paz.»
«La paz es señal de Dios.»
«vocación a fraile o monja no existía en tiempo de Jesús.»
«No nos apoyemos en falsas seguridades.»
«La fe es creer en Dios.»
El 1 de Julio de 2011, solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, el Padre Cantero me impuso la medalla del Apostolado de la Oración, y ese día apunté en mi cuaderno:
Leo la 2ª lectura. Importante homilía del Padre Cantero, basada en el amor.
En septiembre de 2011 fui invitado por el Padre Cantero a asistir al encuentro nacional del Apostolado de la Oración en Madrid.
Y así se fue fraguando esa "larga relación" que el propio Padre Cantero me cito en su penúltimo correo. Durante estos años ha sido mi confesor, mi psicólogo, mi amigo, mi confidente. En el he visto muchos de los frutos de los que habla el Evangelio. He visto su caridad, he visto debajo de una apariencia muy seria a veces, ese lado humano del que sabe también sonreír y contar sus anécdotas con las que hemos reído juntos. Nunca podré olvidar su mano extendida y su gesto de alegría al verme que me transmitía tanta cercanía, no podré olvidar que incluso se abriera a mi para contarme cosas de si mismo, o aquella vez que le visité en el hospital y me dijo: "Yo aunque esté en el hospital me afeito y me pongo guapo porque si no, no soy persona". ¡Como nos reímos!, o cuando andaba mal de las piernas y durante un tiempo me pidió ayudarle en la Misa, dándome su confianza.
Los últimos meses de su vida, asistí a todas sus misas de domingo, y al terminar le esperaba en el patio de la casa, para acompañarle hasta el ascensor, pero estos encuentros se convirtieron en bastante habituales, y me hacía a veces un gesto de que nos sentáramos, y hablábamos unos minutos. Conforme se fue acercando el final, me daba cuenta que también le venía bien para descansar en el trecho desde la sacristía al ascensor. Y a mi me servía porque veía que el tiempo se iba acortando y estaba aprovechando la ocasión.
El me contaba como estaba, y yo trataba de animarlo y darle novedades sobre algunos proyectos que teníamos, como el de digitalizar sus cintas de ejercicios para subirlas a internet. Le veía sonreír cuando le decía que habían tenido 80 visitas en un día, o cosas así. Finalmente le despedía a veces diciendole: "Hoy a escuchar Zarzuela", cosa que le encantaba y hacía los domingos como me dijo en más de una ocasión.
El Padre Cantero era un amante del Evangelio, pero también de la Liturgia bien hecha, y ejemplar al procurar aprovechar la ocasión para introducir algo de pedagogia: la gota en el cáliz, el signo de la paz, el valor de una comunión bien hecha, el ir a hacia El en la fila, su forma única de recitar el Gloria con aquella pausa que hacía "despeñar", como yo le decía, ante su sonrisa, a los fieles que seguían la carrerilla.
Dos espinitas me confesaba últimamente que tenía, y era la gran decadencia en que ha caído el sacramento de la confesión, donde el penitente ha perdido el sentido del pecado, y a veces se producían según el, situaciones casi cómicas en el confesionario, como: " "Pregúnteme usted, Padre". Y otra cosa que no le gustaba nada, era ver la falta de respeto, de llegar tarde a la Misa por ejemplo. El tratar con los jóvenes también se había vuelto una tarea difícil con el tema de las bodas, dado el estado de nuestra sociedad.
Podría decir mucho más, pero finalizo dando gracias a Dios por haberlo puesto en mi camino y haber gozado de su sacerdocio y de su amistad, porque una persona que te trata como el me trató, no puede ser nada mejor que un amigo.