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22 de agosto de 2013

diócesis de Bangassou (República Centroafricana)

El siguiente artículo nos muestra como lo pasa un misionero en este lugar de Centroáfrica. Pienso que deberíamos acordarnos más de ellos, y rezar por ellos, puesto que las dificultades y el sufrimiento, y los peligros que pasan a diario son muy fuertes.

El pasado mes de Julio Juan José Aguirre, misionero comboniano y obispo de la diócesis de Bangassou (República Centroafricana), dio una rueda de prensa en la sede de la organización Manos Unidas en la que a lo largo de tres cuartos de hora describió la difícil situación por la que atraviesa el país, desde que el pasado 23 de marzo la coalición rebelde Seleka tomó el poder. "Yo soy la voz de mi pueblo. Mi pueblo no podrá venir nunca aquí a hablaros. Vengo a deciros lo que la República de Centroáfrica está viviendo desde hace seis meses". Así comenzaba la detallada exposición del religioso.


"La República Centroafricana es como España y Portugal. Parece pequeñito, pero es un país grande, muy grande". Aguirre es obispo en Bangassou, una diócesis de 125.000 kilómetros cuadrados. Allí ha vivido los últimos 34 años de su vida. Ahora el 80% está controlado por la Seleka, una coalición de cinco grupos islámicos radicales que llegaron desde Chad y Sudán, y tomaron Centroáfrica con un golpe de Estado. "Han ido saqueandolo todo. Sobre todo las alcaldías, los tribunales, los centros escolares, el catastro... Para, de alguna manera, quemar los archivos y quemar la memoria histórica del país, es decir, poner el país a cero para poder empezar ellos con una metodología islámica el año que viene o el siguiente". El obispo remarcó que los rebeldes se han enseñado principalmente con las escuelas y las misiones cristianas. "Han tocado muy poco a los musulmanes. No han tocado las mezquitas, ni los comercios musulmanes". 



Bangassou ha sido siempre una diócesis muy tranquila y sosegada, explica Aguirre, "donde la religiosidad de la gente es muy grande. La gente es religiosa por naturaleza. Son trabajadores en el campo y pescadores que tienen una religiosidad innata". El trabajo de la misión ha estado siempre enfocado a la población más desfavorecida, como a los huérfanos a consecuencia del sida a los que se les apoya en la escolarización o a los enfermos, para los que se han creado dos centros en el interior de la selva. También han impulsado la creación de varias escuelas de primaria y secundaria, y centros de formación en costura, agricultura, albañilería y carpintería. "Que cada uno encuentre su sitio para ser algo en la vida, que pueda encontrar el sitio que le gusta", justifica.

El personal de la misión también trabaja para ayudar a las víctimas del LRA (Ejército de Resistencia del Señor), otra guerrilla ultraviolenta cuyo líder Joseph Kony está buscado por el Tribunal Penal Internacional, y que lleva seis años atacando en la zona, robando, secuestrando a jóvenes (actualmente hay cerca de 300 jóvenes que están como esclavos en la selva) y han matado a miles de personas.
Todos los proyectos que se estaban desarrollando a cabo en Bangassou se vinieron abajo. "Todo esto se rompió, como un vaso que se cae al suelo, cuando llegaron estos desgraciados de Seleka (...) Lo hemos vivido todos como un tsunami que nos ha pasado por encima. En cinco meses nos lo han ido quitando todo. No eran más que un grupo de rebeldes de 500 o 600, pero fueron cogiendo a mercenarios sudaneses y chadianos, y luego a jóvenes de la calle que no tenían trabajo. Les dieron un uniforme militar y un kalashnikov y les convirtieron en soldados". Según Amnistía Internacional Seleka ha matado a más de 400 personas en estos meses. 

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