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21 de agosto de 2013

Demostración que cuando se quiere, el calor no importa

Es frecuente encontrarte en la Iglesia con personas vestidas de cualquier manera. Especialmente las jovencitas, que siguen las modas del mundo, no tienen inconveniente en ir enseñando cuerpo. Faldas cortas, escotes, espaldas al descubierto, tatuajes, zapatos a juego con la minifalda. Una de las famosas excusas que se puede escuchar es: el calor. 

Yo demuestro hoy que eso es falso. Que no se trata del calor. La prueba la tenemos en mi tierra, en mi ciudad, donde ahora mismo estamos en feria, y son muchas las mujeres que no les importa el calor, con tal de cumplir con la tradición de ir vestidas correctamente. Me refiero a lo siguiente:




A los hombres les digo lo mismo. El vestir decoroso no tiene nada que ver con el calor, sino con el respeto que tu tengas a lo que estás haciendo. De prueba, estos caballistas en pleno mes de Agosto en Málaga, vestidos de la guisa que ven. Por cierto que en la foto vemos a otra chica, que no lleva traje de flamenca, pero fíjense lo tapada que va. ¡EN AGOSTO!


Pero si digo que mucha gente viste indecorosa en un Templo, muchos se revolverán contra mi y me dirán o pensaran de la Iglesia todo tipo de cosas: intransigente, retrógrada, etc, etc. A las pruebas me remito. No tienen coherencia quienes hablan así. Si amas a Dios, sabrás que tengo razón.

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