Jesucristo el Señor es claro en esto como en otras cosas. No nos pide que juzguemos poco, sino simplemente que "no juzguemos" a nadie. Porque de lo contrario, no nos extrañemos si usan la misma medida con nosotros. (Cf. Mt 7, 1-2) ¿Y a quién le agrada ser juzgado por otro?
Los jueces de la tierra para emitir un juicio y llegar a un veredicto tardan mucho a veces. Tienen que recabar datos, reunir pruebas, escuchar testigos, etc. Y aún así, a veces el veredicto puede no ser fácil.
Y sin embargo, ¡que fácil es hacer un juicio a la ligera! ¡Y a veces entre cristianos!
Propongamos cambiar esto con la ayuda del Espíritu Santo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario