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12 de junio de 2019

1 Corintios:LAS DIVISIONES

La Primera epístola de Pablo a los Corintios fue escrita en Éfeso, donde, según Hechos 20.31, Pablo vivió tres años, probablemente entre el 54 y el 57. Mientras estaba allí, los creyentes de la congregación le hicieron llegar, posiblemente por conducto de Estéfanas, Fortunato y Acaico (cf. 16.17), algunas consultas, a las que respondió con la presente carta.
Corinto se situaba en Grecia.
1
Pablo, apóstol de Jesucristo comienza en su primera carta a los Corintios dirigiéndose a una comunidad cristiana que tiene por un lado unos cuantos miembros que viven verdaderamente dando testimonio con su vida, de la fe en Jesucristo, pero también hay unos hermanos a los que amonesta seriamente. A los primeros les dice algo así como que han alcanzado tal nivel cristiano que no hay nada que decirles. A cada cual según su medida, porque la perfección (entiendo yo), no se trata de que cada uno llegue al mismo sitio, sino de que cada uno llegue a lo máximo que pueda. (LEER 1 Corintios: 1: 1-9)
Sin embargo hay algunos hermanos que se empeñan en vivir como no quiere Dios. Están continuamente generando divisiones entre ellos. Pablo les indica cual es su problema concreto: "No son unánimes en el hablar", es decir, cada uno persigue objetivos diferentes y así nunca se ponen de acuerdo. "No están unidos en una misma mentalidad", es decir están divididos en grupitos enfrentados entre sí. "No están unidos en un mismo juicio", es decir, cada uno tiene una solución pero no llegan a ningún sitio porque no buscan la unanimidad. Pablo dice que con motivo de eso, existen discordias continuas, y han llegado a dividirse en bandos dentro de la misma comunidad, en la que cada cual apela a su líder. Unos afirman ser de Pablo, otros de Apolo, otros de Cefas, e incluso para remate del tomate, otros dicen ser de Cristo (pero con discordias no se es de Cristo).
La solución que les da Pablo es la siguiente y no hay otra: "estad unidos en una misma mentalidad y un mismo juicio". (Leer 1 Corintion 1:10-13)
Alguno dirá que eso es imposible. Yo digo lo siguiente: es imposible cuando ni se intenta. Es imposible cuando ya estamos instalados en el enfrentamiento continuo. Es imposible cuando vemos al hermano como un rival o un enemigo. Pero al principio del capítulo, Pablo si les dice a algunos que ellos si lo están logrando, por lo tanto, si es posible.

2
Hablaba ayer de las discordias entre hermanos que sucedieron en la comunidad cristiana de los Corintios, y de como Pablo les instaba a que dejaran sus enfrentamientos internos, de los cuales se producían distintos bandos dentro de la misma comunidad.
Uno de los motivos o el motivo lo cita Pablo en la carta. Se peleaban entre ellos por causa de su propio bautismo, aunque podría ser cualquier otro y de hecho así somos las personas, que si no hay problemas, los buscamos.
Unos habían sido bautizados por distintas personas, y eso les hacía formarse en su mente "un líder" a quien se debían. Unos le debían a Apolo, otros decían que eran de Pablo, y otros decían que eran de Pedro, y otros decían ser de Cristo y nada más.
Cada uno de los grupitos que se iban formando en torno a esta idolatría (poner en lugar de Dios a una persona).
Llegaban incluso a la aberración de dar a Pablo el liderazgo o una preeminencia fuera de toda lógica, aún cuando el mismo reconoce que no había bautizado a muchos de ellos. Incluso da sus nombres para que no haya dudas.
En definitiva, Pablo trata de hacerles ver que no deben poner a ningún hombre en lugar de Dios, ni por muy importante que este sea, y que el fruto de ese pecado es la discordia y la división entre los mismos hermanos de una comunidad.
Esto debería ser meditado frecuentemente en las iglesias, grupos, cofradías, hermandades, etc. Tengamos cuidado y vigilemos ese "Yo soy de...". "Yo estoy con....", porque cuando se hace eso, se está tirando por el camino contrario al que Dios quiere, y luego vienen los lamentos...
Leer 1 Corintios 1: 10-16

3
Como dije en los días anteriores, la primera carta de San Pablo a los Corintios aborda entre otros problemas, el de las divisiones y discordias entre hermanos de una misma comunidad cristiana (llamese hoy Parroquia, grupo parroquial, cofradía, hermandad, ...).
En el capítulo 3 de la carta, Pablo hace una distinción entre personas de un mismo grupo cristiano que explican los motivos de las discordias, aunque ya vimos algo en el capítulo 1.
Para Pablo, hay dentro de la comunidad, miembros que son carnales y actúan como si no fueran cristianos, y miembros espirituales. A los carnales, los compara a los niños, pero en el sentido negativo, es decir, que "su edad espiritual" no les permite recibir de el, más que alimento para niños.
Ya saben lo que comen los niños, la leche materna, el potito, todo bien pasadito y suave, porque no pueden asimilar mas.
Pero para Pablo, esto es sólo una comparativa para explicar el punto de que mientras haya cristianos en una comunidad instalados en las discordias y las envidias, no están actuando como cristianos, sino como humanos en el peor sentido de la palabra. ¿De que les ha valido estar en la Iglesia si viven instalados en la carnalidad y de ahí no pasan nunca?
Y les vuelve a recordar lo del capítulo primero, que es la raiz del problema, que están instalados en hacer bandos y grupitos enfrentados unos a otros. Unos dicen ser de "Apolo", otros dicen que van con "Pablo".
Y Pablo les da una lección de humildad explicándoles detalladamente que el mismo sólo es un "colaborador" en el trabajo de Dios.
El que importa es Dios, no los "Apolo" o los "Pablo" que pasan, y aquellos hermanos que andan a la gresca siempre enfrentados poniendo como excusa que es que son de tal o cual.
Luego dice una cosa terrible, que si la meditaran algunos, sería bueno. Habla del resultado de las obras de aquellos que andan divididos entre si dentro de una comunidad, grupo, cofradía.
Dice Pablo, que sus obras (lo que hacen), será probado por el fuego. ¿Que significa? La Tradición de la Iglesia ha visto en este pasaje de la carta una indicación de lo que es la purificación (el purgatorio). Si se ha sembrado en discordias, al final la obra puede quedar destruida. Dice Pablo textualmente, que su obra quedará "abrasada".
Más sobre esto mañana.
Leer 1 Corintios capítulo 3.

4
En los dos últimos días he comentado el asunto de las discordias entre hermanos, que crean bandos dentro de una misma casa, comunidad, iglesia según el apóstol Pablo les indicaba a los cristianos de Corinto. Y también invitaba a leer directamente la Palabra de Dios para corroborar que lo que digo no lo digo yo. Y ayer me quedé en el interesante tema de que ocurre con nuestras obras, con aquello que hacemos y que creemos a veces que es bueno, y si miramos más profundamente, indica también que ocurre con nosotros mismos, como resultado de lo que somos y hacemos a los demás.
Sobre lo que hacemos (nuestras obras), el apóstol pone un interesante ejemplo: el del que construye una edificación.
Todos nosotros pasamos por la vida construyendo una edificación. Esa es una de las misiones generales de la vida de cada persona. Se comienza como es lógico desde los cimientos, y va hacia arriba.
El primer error que se comete, a mi juicio, es no reconocer a Dios como "el jefe" de la obra.
El apóstol Pablo comienza poniéndose a sí mismo como ejemplo vivo de como deben de actuar los otros. Si uno de nosotros, por ejemplo este que les habla, les dijera como deben de actuar y se pusiera a sí mismo de ejemplo, enseguida saldrían los recelos y las envidias en muchos. Pues es lo que hay. Pablo es un hombre valiente y quiere hacer lo correcto, y lo hace sin importarle las miradas y los comentarios de los recelosos y envidiosos. Precisamente esos son los que están creando el problema en la comunidad de Corinto. Pero hay otros que no son así.
El cimiento de toda buena obra lo pone el mismo Dios, y es Jesucristo. El cimiento se pone una vez y luego se va construyendo a partir de ahí toda la edificación. En el caso de la la Iglesia en general, es así. Su cimiento fue puesto por personas que recibieron la Gracia de Dios para ponerlo. Luego vienen otros y van edificando sobre el cimiento. Esto es válido para todo dentro de la Iglesia: un convento, una Parroquia, una cofradía, un grupo, un movimiento....todo empieza por el cimiento, y si este es Jesucristo, es el correcto.
Entendiendo esto, se puede entender porque una cosa es la intención original de los fundadores de órdenes religiosas que se están apagando hoy, o de parroquias que no marchen bien, o de cofradías que no estén internamente bien, o de movimientos que tienen problemas, etc.
El cimiento podría haber sido el correcto, pero los que vienen después y siguen edificando no lo hacen bien.
¿Y cómo se sabe cuando está bien o no?
El apóstol indica algunos elementos que los edificadores usan para poner sobre el cimiento que un día se puso, y que es Jesucristo.
"oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, paja,"
¿Cómo se sabe cuando las obras que hacemos están bien hechas o no?
Pues Pablo nos indica que esas obras que hacemos pasaran por una prueba de calidad. Deben pasar, según el, por la "prueba del fuego"
Como ya dije ayer, la Iglesia ha visto en este pasaje, una explicación a lo que es la purificación (el purgatorio). Y yo afirmo que esa purificación no hay que esperarla después de esta vida, que también puede ser, sino ahora.
¿Que hace el fuego? Pues el fuego, quema y destruye, sobre todo la madera, el heno y la paja, en cuestión de segundos.
Nuestras obras pasaran la prueba, y si no están bien hechas, se abrasaran al pasar por el fuego. A peor calidad de nuestras obras, más daño pasará, e incluso puede quedar totalmente destruida. Ahora prueba a quemar el oro a ver que pasa. Y prueba a quemar heno a ver que pasa.
Luego dice Pablo algo interesante: nuestra obra quedará como destruida o literalmente destruida al pasar la prueba del fuego. También el que la haya hecho bien, recibirá recompensa.
Imaginad un túnel ardiendo y debemos pasar por el para probar nuestras obras si son buenas o son de mala calidad. ¿Que ocurre? Pues lo primero es que vas a sentir bastante calor, y a menos que lleves como mínimo un traje ignífugo te vas a quemar tu, pero a veces Dios nos concede el traje ignífugo, eso sí, va a ser una experiencia desagradable pasar por un túnel lleno de llamas.
Cuando se llegue al final del túnel ardiendo, vas a sentirte un poco...y cuando mires tu obras, lo mismo se ha quemado del todo, que lo mismo ha sufrido daños, que lo mismo ha resistido. Ahí sabrá cada uno, si lo que hizo lo hizo bien.
Si Dios me lo dice, seguiré. Todo es por su Gracia para su gloria y para nuestro bien.
Leer 1 Corintios 3

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