Seguidores

30 de junio de 2019

SOBRE LA CONVERSIÓN

Muchas veces tal vez damos ciertas cosas relativas a la fe por supuestas. Podemos llegar a confundir el saber con el vivir. Hemos oído tantas veces a lo largo de la vida ciertas frases y expresiones como "CONVERTÍOS", o "REINO DE LOS CIELOS", y podemos estar tan habituados a que "nos suenen" que se pierda la perspectiva de lo que realmente SIGNIFICAN las palabras.

Por ejemplo: ciertas situaciones de rencores permanentes que duran años denotan que en nosotros no se ha producido una CONVERSIÓN determinada. Las antipatías que sentimos, cerrar nuestro corazón a esa persona a la que ya puedan hacer siete años que conocimos pero que aún cuando la vemos seguimos igual. No cambiamos nada, y lo peor es que NO CREEMOS que deba cambiarse nada. A veces hemos llegado tan lejos en nuestra falta de CONVERSIÓN que hemos matado literalmente al otro en nuestro corazón, cerrando toda oportunidad de reconciliación. Sencillamente no nos interesa. Estamos en otra cosa. Estamos por encima de la otra persona. Ya la hemos superado y hemos pasado página. No hay ni un mínimo resquicio para la oportunidad, no hay la más mínima compasión, no hay más que rechazo en nuestro corazón. ¿Eso agrada a Dios?

Luego, podríamos aparentar ser religiosos, ser "devotos" de una determinada imagen o práctica piadosa, pero si todo eso NO NOS SIRVE para CONVERTIRNOS, no quisiera tener que mencionar aquel Salmo donde la Palabra de Dios advierte que a EL le molestan hasta nuestros inciensos. A eso podríamos añadir cada cual su realidad. A uno le gustaran las flores, a otros la velas, a otros las músicas, a otros los rezos...

Pero está bastante definido por la PALABRA DE DIOS, que sin CONVERSIÓN el REINO DE LOS CIELOS no puede entrar en nosotros, y tampoco podemos nosotros llevarlo a los demás.

Todo el mundo cree saber lo que le conviene al otro, pero ¿SABEMOS LO QUE NOS CONVIENE A NOSOTROS?

No hay comentarios: