Hace más de un año cuando descubrí un programa de televisión y una presentadora llamada Toñi Moreno, me di cuenta de una cosa. Que en ese programa estaba destinado a ayudar a gente que lo estaba pasando mal. Eso es algo que a mi me gusta, sin embargo el programa no me gustaba, y una frase de Toñi Moreno en uno de los que vi, me dio las claves, y escribí de ello en este blog en el año 2013. No me gustó aquello de meterse con Dios en un programa que supuestamente hacía el bien a los demás. Tampoco soy yo partidario de la caridad a bombo y platillo, porque el Evangelio me enseña que la limosna se hace de otra forma. "Lo que hace tu mano izquierda, que no lo sepa tu derecha".
Me daba cuenta que Toñi Moreno se estaba convirtiendo en una persona popular y apreciada, de modo que hablar mal de ese programa podía parecer de locos. Hasta recuerdo haber visto una reseña en la revista diocesana de Málaga que alababa a la persona y a la obra. Pero a mi no me gustó, porque me acordé de aquella frase donde ponía a Dios como un arquitecto imperfecto que se había equivocado al crear el mundo con sufrimiento. Sólo la ignorancia me parece que puede llevar a veces a miembros de la Iglesia a mezclar churros con merinas.
Lo siguiente que pude saber es el sueldazo que cobraba la periodista por presentar un programa que se suponía que servía para ayudar a los necesitados. Es cierto, todo el que trabaja merece su salario, porque tiene que comer, pero ¿1.400 euros por programa? No lo vi nada bien.
Hoy me he enterado que se han cargado el programa, aunque la presentadora hará otro, pero de corte diferente. Me parece bien que viva de su trabajo, pero no me parece bien lo otro. Y esto me da la razón de que aquello que pensaba en 2013 cuando la corriente era adversa para pensarlo, no era tan descabellado, y aunque muchos no estarán de acuerdo conmigo y defenderan el programa y a Toñi Moreno por su labor, yo tengo que decir que hay otros modos de ayudar a la gente que salir en un programa de televisión contando tu problema.
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