Estoy a punto de cumplir 43 años, dentro de poco menos de un mes. He llegado a un punto de mi existencia en que a veces me aburre mucho escuchar palabras huecas. Política, tertulias, y a veces, siento mucho decirlo, hasta en la Iglesia. La palabra que se dice, puede ser verdadera, pero la palabra se desvirtúa con los hechos contrarios a nuestras palabras. No es que deje de ser cierta la palabra, sino que queda ridículo cuando los actos de la persona no van acordes a lo que habla.
Me parece más interesante, ver una coherencia entre lo que se dice y lo que se hace, aunque no sea del todo bueno. Al menos, hay terreno para avanzar. A esa persona la puedes ayudar, pero el que habla una cosa y hace otra, se convierte en una o un hipócrita, y hasta el propio Cristo los reprendió duramente.
También estoy algo cansado de hablar yo, y por eso ahora llevo un tiempo que escribo menos. Una palabra hueca es para mi es aquella que se dice constantemente sin que se aprecie una influencia o un cambio en los que la escuchan. Palabra hueca es para mi aquella que se dice y que no tiene sustancia ni relevancia.
Menos palabras y más honradez.
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