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20 de diciembre de 2013

nadie puede decir: "Jesús es el Señor", si no está impulsado por el Espíritu Santo.

En la primera Carta de San Pablo a los Corintios, cap.12, nos dice lo siguiente:

12:1 Con relación a los dones espirituales, no quiero, hermanos, que ustedes vivan en la ignorancia. 12:2 Ustedes saben que cuando todavía eran paganos, se dejaban arrastrar ciegamente al culto de dioses inanimados. 12:3 Por eso les aseguro que nadie, movido por el Espíritu de Dios, puede decir: "Maldito sea Jesús". Y nadie puede decir: "Jesús es el Señor", si no está impulsado por el Espíritu Santo. 

Esto me suscita la siguiente reflexión:

Una persona no católica, que quiere seguir honestamente a Cristo, y que cree en El, y quiere conocerle, y tener trato con Jesús, también puede recibir dones espirituales. Quienes no reciben dones espirituales, a juzgar por este texto, son los paganos, los que no creen en Cristo. Dios conoce los corazones de todos los hombres, y sabe las intenciones de cada uno. Si uno no cree, pero no se cierra a sí mismo, como le ocurrió al propio apóstol Pablo, puede recibir los dones del Espíritu Santo en algún momento de su vida. Pablo persiguió a los cristianos, pero no porque actuara conscientemente en contra de Dios, o engreído en el ateísmo. Eso le pudo salvar, creo yo. 

Saulo, antes de convertirse en cristiano y ser Pablo, no era movido por el Espíritu de Dios, y por eso consideraba malditos a los cristianos, y al propio Jesús, en el que ni creía ni entendía. La diferencia de Pablo y los paganos, es que el no se dejaba "arrastrar por los ídolos" (falsos dioses creados por el hombre). Saulo creía en el Dios de sus padres, el Dios de Abraham, Isaac y Jacob, pero una venda le impedía comprender que Jesús es el Señor. Proabablemente su celo por defender sus tradiciones, le hacía intransigente con los cristianos, e incapaz de ceder. En su caso, tuvo que aparecerse Jesús, que le recriminó por su actitud de perseguir a los cristianos y eso fue el principio de su conversión.

Hoy quiero pedir por muchos hermanos nuestros de todo el mundo, que crean que Jesucristo es el Señor, sean o no sean católicos, y pedir a Dios que nos conceda vivir en paz unos con otros, tendiendo puentes de unidad que es el deseo de Dios. Si compartimos el hecho de reconocer a Jesús como nuestro Señor, eso es muy importante, y debemos ponerlo en valor.

En cuanto a los que no creen que Jesús sea el Señor, pido a Dios para que cambie sus corazones, en beneficio de todos. Amén.

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