Y estoy totalmente de acuerdo con el Papa. De hecho, gracias a la misericordia de Dios conmigo, yo pienso lo mismo desde hace años ya. ¿Significa eso que yo soy mejor que otros porque yo lo se desde hace años? Veamos. Yo soy pecador. Todos lo somos. Por eso necesitamos a Cristo. Pero trato de vivir coherentemente como cristiano, porque creo que sólo así puedo ser fiel a la verdad, es decir a Dios. Lo otro es una farsa, jugar con dos barajas, aparentar que se es cristiano, y yo no quiero eso para mi vida. Desde que conocí a Cristo. Si eso me hace mejor será en mi deseo de ser fiel, y a veces en mis victorias sobre el pecado, las cuales debo al Espíritu Santo que me asiste, como puede asistir a cualquier cristiano.
El Papa habla en tercera persona. A algunos les parece una falta de humildad hablar en tercera persona. Yo lo he experimentado. A veces he suscitado en mis lectores enfados y malestares por hablar en tercera persona, por señalar errores o faltas que a mi me parecían graves y dañinas para la vida de la Iglesia y por tanto de los cristianos. El hablar en tercera persona puede suscitar a veces el recelo y la envidia del otro, que piensa (mal), que le estás dando lecciones.
¿Por qué el Papa habla en tercera persona y no se incluye? ¿Por qué no dice, "los cristianos que vivimos de forma incoherente". Porque sencillamente estaría faltando a la verdad o pecando de falsa humildad. Lo digo en mi modesta opinión. Porque el Papa, como otros muchos cristianos, si tratan de vivir de forma coherente con su fe. ¡Y lo consiguen!. El que alguna vez se caiga en alguna incoherencia no te hace incoherente total. Ese simplemente, si se da cuenta, pedirá perdón y rectificará con humildad. El Papa se refiere a los que dicen ser cristianos y viven como el mundo y no según Dios. A esos señala el Papa.
Si yo señalo que no se puede ser un borracho, por ejemplo, ¿cómo voy a hablar en primera persona, si yo no bebo? Tendré que hablar a los borrachos, y dirigirme directamente a ellos. Pues así con todo, pienso yo.
Y esto no me quita que cuando vaya a rezar al Templo, tome el papel del publicano que no se atrevía a levantar los ojos al cielo, mientras que el fariseo se ensalzaba a sí mismo. Yo distingo las dos cosas. Puedo denunciar la incoherencia de otros, y puedo a la vez sentirme pecador delante de Dios y necesitado de su misericordia. Lo malo sería si me creyera como el fariseo, que soy el mejor y que no tengo culpas o nunca he roto un plato. Ese no es el camino.
Bueno, y ahora, les dejo con el Papa Francisco, si lo desean, que lo explica muy bien. Yo sólo he reflexionado en voz alta después de haber escuchado sus palabras.
Recibido de mis amigos de www.primeroscristianos.com
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