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17 de abril de 2012

Carta a los laicos y sacerdotes católicos

Queridos hermanos, la paz de Cristo resucitado sea con vosotros. Os escribo nuevamente para hablaros de que he sabido de que hay muchos entren vosotros que no entendéis que Dios no creó nada malo. Me refiero a los "demonios". El engaño en el que cayeron nuestros primeros padres, fue producido por un ángel que Dios creó, y que usando otro de los atributos que Dios da a sus criaturas, como es la libertad, escogió servir a la envidia, y engañó a la primera mujer llamada Eva, y esta a su vez metió en el engaño a Adán, el cual confiaba en la mujer. Os hablo esto por los que niegan u ocultan deliberadamente la existencia de Satanás y sus demonios actuando en este mundo con la misma finalidad de siempre. La de engañar, matar y destruir.

Queridos, la maldad no es una creación de Dios, sino una elección personal. Dios es bueno, y los hombres y mujeres de este mundo prefieren seguir la maldad que muchas veces es aparentemente más sugerente y atractiva que la bondad, pero ese es otro engaño. Doy gracias a Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos trajo la liberación del pecado por medio de su sangre derramada en la cruz.

Pero yo os prevengo, queridos hermanos, de que la maldad existe porque existe la libertad para escogerla, y que el Diablo o Satanás existe, porque Dios lo creó como ángel que libremente cometió el pecado más horrible, que es el de rechazar a Dios y hacerse el mismo como si fuera dios. El que actúa así, está rechazando la enorme misericordia que tuvo Dios, Padre bueno con nosotros sus criaturas. Porque todos somos criaturas de Dios, pero no todos son hijos de Dios. El que niega a Dios no es hijo de Dios, porque niega a su Padre, y elige al padre de todas las mentiras como padre.

Os prevengo también contra todo aquel, que llamándose cristiano, y que confiese pertenecer a la Iglesia Católica, niegue o trate de hacer creer que el demonio ya no tiene influencia en este mundo. Pues la tiene. No podemos olvidar, que hasta nuestro Señor Jesucristo sufrió de las tentaciones provocadas por el Diablo, el cual es real como os he dicho antes. Tentaciones y sugerencias que llegan a través del espíritu, pues un ángel es espíritu, y el diablo es espíritu de maldad. Pero os doy una buena noticia. Satanás y todos sus demonios no pueden más que lo que tu libertad les quiera conceder, y mientras un hombre tiene vida en esta tierra es capaz de vencer en Cristo. Porque fuera de Cristo no hay victoria.

Os prevengo también contra los que rehúsan hablar de nuestro enemigo el diablo, o de aquellos que tienen la misión de enseñar y no enseñan acerca de nuestro enemigo o con sus palabras puedan dar lugar a la confusión acerca de su influencia y existencia. Yo os digo que el poder de Satanás es grande, aunque no infinito. El poder de Dios si es infinito. No es imaginación ni invento humano, sino que es criatura que existe y puede causar graves daños, como de hecho los causa en el mundo. Debéis saber que los daños que Satanás y los demonios causan son primero espirituales, porque ellos son espíritus. No los podemos ver, pero están. Ellos actúan contra nosotros y contra todas las criaturas de Dios, por odio a Dios y el Reino de Dios, al cual nunca pueden vencer, pero si pueden dañar gravemente. Indirectamente también pueden causar daños en la naturaleza física de las personas o toda la creación de Dios, pues como he dicho antes, odian todo lo creado por Dios, y el objetivo del odio es destruir.

Por último deciros que no os inquietéis, sino sabed que Dios está por encima de todo y aunque está velado a nosotros como misterio de Dios, el permite esta situación actual para nuestro propio bien, y aunque no entendamos del todo, creemos a Dios. Y sabemos que Satanás y sus demonios, existen, influyen en este mundo, pero no son dioses sino criaturas.

La paz y el amor de Dios quede con vosotros. Amaos unos a otros, para que el mundo vea que sois de verdad hijos de Dios y no obedezcáis a las seducciones de Satanás y sus demonios.


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