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22 de junio de 2012

¡Ay de vosotros, malos sacerdotes, ciegos guías de ciegos!

Sacerdotes santos los ha habido, y los hay. Sacerdotes buenos que luchan por alcanzar la santidad también. Pero también hay sacerdotes que son peligrosos para la fe católica. Porque una sola gota de veneno en un vaso de leche, contamina toda la leche. Así son las cosas. Ser Sacerdote no es cualquier cosa. Es una vocación. Y obliga a una adhesión a una coherencia de vida, una adhesión a la fe de la Iglesia, una adhesión al Magisterio de la Iglesia, un no hablar mal de los santos, un no quitar la fe de los sencillos con sus teorías particulares sobre tal o cual cosa. Un no creerse que por ser sacerdote está por encima de los demás. Todo eso y mucho más. Simplemente se trata de discernir, y el que esté cerca de Dios, sabrá a quién debe prestar oído y a quien no. De quien se puede fiar y de quien no.

Una de las cosas mas descaradas es que alguien te de un consejo, de "no hagas esto así", y luego vaya esa persona y haga lo mismo contigo o con otros.

¿Me notáis molesto y crítico? Lo estoy. No lo oculto.

¡VIVA LA IGLESIA CATÓLICA!

¡LA IGLESIA NO TIENE LA CULPA!

¡DIOS NO TIENE LA CULPA!

¡LA CULPA LA TIENE LAS PERSONAS!


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