1 Tesalonicenses 4:9
Pero acerca del amor fraternal no tenéis necesidad de que os escriba, porque vosotros mismos habéis aprendido de Dios que os améis unos a otros;
Con estas palabras se dirige el Apóstol Pablo a los hermanos cristianos residentes en Tesalónica. Está claro. Dios es amor, y el que ama está cerca de Dios. Realmente el Espíritu de Dios habita dentro de aquella persona. El amor fraterno es un signo de presencia de Dios, es un signo claro de haber aprendido a ser cristiano, puesto que el que ama como Dios pide, no necesitará ser instruido en eso, porque ya habrán aprendido de Dios mismo a cumplir el mandamiento nuevo de Jesús: Amaos unos a otros como yo os he amado. Ahí está la señal de los cristianos, y ahí está la medida del escándalo en los cristianos, en la medida que no esté en el amor de Jesucristo. En el verdadero, no en el fingido, el de palabras huecas, o el de apariencias de piedad.
Hoy siento un gran amor fraterno por el ahora Papa emérito Benedicto XVI, por el cual doy gracias a Dios. El ha mostrado la luz de Cristo al mundo.
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