¿Es importante defender la fe?

Nuestro Padre Jesús de la Pasión de Málaga

¿Sirve de algo por ejemplo, defender el dogma de la Virginidad perpetua de María?

Por supuesto que si. Es obligación de todo cristiano bautizado dar razones de su esperanza y dar respuesta a todo aquel que la pida. (CF. 1 P 3,15).

Y precisamente internet, esta gran red interconectada en la que vivimos y muchos nos movemos, es lugar elegido por millones de personas diariamente para BUSCAR razones que le den respuestas a sus inquietudes.

Si los errores y las falsedades no existieran, entonces no habría nada que explicar por aquí, pero como ese no es el caso, y además existe una corriente contraria a la verdadera fe de los cristianos, es preciso salir al "campo de batalla", a luchar por la fe y la verdad.

Entonces pregunto de nuevo: ¿Sirve de algo por ejemplo, defender el dogma de la Virginidad perpetua de María?

Y respondo lo mismo que antes, y añado que si hay muchos que son engañados y confundidos con las razones que dan las sectas, que curiosamente coinciden a veces con razones que darían los mismos ateos, entonces hay que ir allí y evangelizar, porque hay otros que confunden a la gente. Y si te importa verdaderamente Cristo, y amas a Dios, entonces ya no vas a ir a defenderte por tener razón o presentarte como alguien importante ante los demás, sino que vas allí a luchar contra lo que se ponga por delante, para tratar de arrojar luz donde hay tinieblas, con el fin de que esas personas salgan de su obscuridad. Porque desvirtuar dogmas de fe lo que hacen es que desvirtúan la fe. Porque si no crees, por ejemplo que María fue siempre Virgen, y te alineas con los que dudan, rechazan la enseñanza de la Iglesia y prestan oídos a los demonios, entonces mañana serás más vulnerable para que el demonio entre y te ponga en duda otras cosas. Así, hasta destruirte.

Y Cristo vino al mundo a salvarnos. Y si andas en la verdad, te purificas, y si andas en la mentira te corrompes, y haces más difícil todo.

Por eso, y por más, es importante defender la fe. Y además, sin miedo a nada ni a nadie, aunque se sufra por ello. (CF. 1 P 3,14)