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5 de diciembre de 2014

San Juan Damasceno





San Juan Damasceno, presbítero y doctor de la Iglesia, célebre por su santidad y por su doctrina, que luchó valerosamente de palabra y por escrito contra el emperador León Isáurico para defender el culto de las sagradas imágenes.

Juan Damasceno nació alrededor del año 690

Él y Teodoro el Estudita fueron los principales y más fuertes defensores del culto de las sagradas imágenes en la amarga época de la controversia iconoclasta.

Sus obras en defensa de los iconos habían sido conocidas y leídas dondequiera y le habían merecido el odio de los emperadores que los perseguían. Sus enemigos nunca lograron lastimarlo, porque nunca cruzó las fronteras para entrar al Imperio Romano.

Fue proclamado Doctor de la Iglesia en 1890.

Sobre las imágenes sagradas, dijo:

Lo que es un libro para los que saben leer, es una imagen para los que no leen. Lo que se enseña con palabras al oído, lo enseña una imagen a los ojos. Las imágenes son el catecismo de los que no leen.

En su obra, "El jardín de la Sagrada Escritura", escribe:

"Si leemos una vez y otra un pasaje, y no lo comprendemos, no
nos debemos desanimar, sino que hemos de insistir, reflexionar,
interrogar."

Sobre los ángeles, dice:

"Los ángeles son espíritus, y por lo tanto incorpóreos, inteligentes y libres, inmortales. No son inmutables, pudiendo modoficar su estado al ejercer su libertad: sin embargo, la elección que hacen es irrevocable, por razón de su naturaleza totalmente espiritual. Por lo cual, ángeles buenos y ángeles malos están para siempre fijos en la condición que deliberadamente escogieron. Perpetuamente en movimiento, no están en todas partes a la vez, cosa que es el exsclusivo privilegio de Dios, sino donde obran momentáneamente. Difieren entre sí según el grado de iluminación que reciben de Dios, y los más elevados iluminan a los de un rango inferior."

"No necesitan lengua, ni
oídos, pues se comunican las experiencias e ideas sin auxilio de
voz. Han sido creados por medio del Verbo y recibieron su
perfección a través del Espíritu Santo, para que cada uno reciba,
según su dignidad y orden, la gracia y la gloria."

"Los ángeles malos, cuyo número es incalculable, se volvieron tales, e irremediablemente, por su revuelta contra Dios. “Lo que es la muerte para los hombres, la caída lo es para los ángeles”. “Su castigo no es sino el fuego del deseo del mal, y la quemadura de un deseo jamás saciado”. Por su naturaleza pueden conjeturar y predecir el porvenir; pero son trapaceros y tratan de engañar. También pueden sugerir a los hombres el mal y el error; son ellos los primeros responsables de las herejías. Sin embargo, no pueden violentar nuestra voluntad"

Polemista tan esclarecido como vehemente, San Juan Damasceno ataca todos los errores de su tiempo.

Dijo también:

La Iglesia es una sociedad jerárquica. Si los fieles están sometidos a los pastores, herederos de los apóstoles, es porque éstos no son sino los intermediarios por los cuales Cristo, Pontífice Supremo, ejerce su sacerdocio y su autoridad (Carta a Cosmas).

Ardiente defensor del culto de los Santos, de sus reliquias y de sus imágenes, San Juan Damasceno funda esta veneración y la limita a la vez, explicando que lo que honramos en los Santos son en suma los dones de Dios que han hecho de ellos los hijos del Padre celestial, los amigos y los hermanos de Cristo, los templos del Espíritu Santo. Muy lejos consiguientemente, de usurparle algo a Dios, este culto le rinde un nuevo homenaje a su poder y a su bondad

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