La verdad existe. Se ha manifestado al mundo. Dios se hizo hombre para acercarse a los hombres, para darse a conocer como la luz que el mundo necesita.
Nuestro mundo necesita reconocerla, quizás mas que nunca.
¿De donde vienen las guerras y los pleitos entre los hombres? ¿De donde vienen las envidias, los odios, las luchas, la codicia, lo homicidios, los adulterios? De las pasiones, de los deseos desordenados. ¿Porqué sufren tantos seres humanos hoy en nuestro mundo, las consecuencias de la guerra, del hambre…? ¿Porqué el mundo pide Paz, pero nunca se alcanza la verdadera Paz? Sin quererlo me salió la palabra “verdadera”, que viene de “verdad”. Porque para encontrar la verdad, hay que renunciar a la mentira, a lo falso, al error, a la tiniebla. Si quieres la verdad, no puedes querer seguir gozándote con permanecer en un estado falso y erróneo de la vida.
La verdad es luz para el mundo. Jesucristo la manifestó. ¿Porqué no escucharle hoy? El estado natural para el hombre es la alegría y el gozo.
La vida. Jesucristo vino al mundo para darnos la vida, entregando la suya por nosotros. He aquí la verdad. Pasó por este mundo, haciendo el bien a todo el mundo, y enseñándonos como el ser humano puede participar también de la Verdad, si lo desea.
El hombre busca la libertad. Dios hizo al hombre libre. Sin embargo, la libertad real sólo llega cuando conoces la verdad y la haces tuya en tu modo de vivir.
Cristo es la plenitud de la Verdad.
¿Cómo saber si estás en la verdad? ¿Te gozas de la injusticia? Si es así, no estás en la verdad. ¿Perdonas a tus enemigos?
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