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7 de junio de 2013

EVANGELIO DE LA OVEJA PERDIDA

En aquel tiempo, dijo Jesús a los fariseos y letrados esta parábola: -Si uno de vosotros tiene cien ovejas y se le pierde una, ¿no deja las noventa y nueve en el campo y va tras la descarriada, hasta que la encuentra? Y cuando la encuentra, se la carga sobre los hombros, muy contento; y al llegar a casa, reúne a los amigos y a los vecinos para decirles: -¡Felicitadme!, he encontrado la oveja que se me había perdido. Os digo que así también habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta, que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse. (Lc 15, 3-7)



Este momento de la vida del Señor narra un día que se encontraba El hablando y dice el Evangelio que se acercaban a él, los publicanos y pecadores. Los publicanos eran judíos que hacían de recaudadores de impuestos para los romanos. Por eso, eran mal vistos por el pueblo y eran considerados pecadores públicos, peores que las prostitutas.

Los fariseos y los escribas al ver que Jesús se juntaba con estas personas, murmuraban y le criticaban por acoger a gente de esa reputación e incluso llegar a comer con ellos.

Los fariseos eran personas "muy religiosas", pero al mismo tiempo "muy hipócritas". Honraban a Dios con los labios, pero no con el corazón. Les gustaba aparentar y mostrarse ante los demás para ser alabados por su buena reputación y por ser "hombres escogidos". Hablaban mucho de cumplir la Ley de Dios, y enseñaban a la gente y eran considerados maestros religiosos, pero muchos fariseos hicieron todo lo posible por condenar a muerte a Jesús. Nunca le entendieron, salvo excepciones.

Los escribas se hacían llamar Maestros y enseñaban la Ley, pero Jesús les cantó varias veces las cuarenta por añadir cargas pesadas, e incluso les llamó "nido de víboras" en alguna ocasión. "Sepulcros blanqueados", etc.

Según veo este Evangelio es aplicable primeramente a los que tienen responsabilidades de tipo pastoral en la Iglesia, es decir, Obispos, Sacerdotes, etc. También por extensión, catequistas, responsables de comunidades y grupos dentro de la Iglesia Católica.

Este Evangelio habla de pastores y de ovejas. El Papa Francisco ha dicho recientemente que los pastores deben oler a oveja para ser buenos pastores. No deben ser funcionarios.

Este Evangelio debe poner a prueba en primer lugar al pastor de una Iglesia local, que suele ser el sacerdote, colaborador del Obispo. ¿Se preocupa ese sacerdote de sus ovejas? ¿Las quiere a todas? ¿Que hace si una de ellas se le pierde o se le despista?

Yo tuve la experiencia de encontrar en mi vida un buen sacerdote que siempre me demostró el cariño del pastor que cuida de su oveja. Cuando llegué a la Iglesia, lo encontré en un despacho de la Parroquia, y me acogió con los brazos abiertos. Por sus frutos lo conocí. No todos los sacerdotes cumplen este Evangelio como debieran (eso también lo he visto), como no todos los fieles cristianos pueden decir que cumplimo todo siempre, pero, el sacerdote tiene una tarea CRUCIAL para la vida de la Iglesia, y por su responsabilidad debe esforzarse más en ser como dice el Evangelio. Si una oveja (cristiano), se encuentra con un sacerdote (pastor) que no le demuestra ser de los que siguen el Evangelio en este aspecto, será una situación muy triste que dañará mucho a la Iglesia.

De todas formas, lo importante es que cuando fallamos los hombres, estoy seguro que Jesús no nos falla nunca, y el se cuidará de rescatar a aquella oveja perdida, porque el es el Buen Pastor. Ahora resta que los pastores de la Iglesia procuren siempre imitarlo al igual que el resto de los cristianos.

Por supuesto que lo importante es también la conversión de los pecadores. De eso habla este Evangelio. Eso escucho yo cuando lo he leído. Y que se produce una gran alegría en el Cielo cada vez que alguién arrepentido se confiesa pecador y deja su antigua vida de pecado. En eso consiste el "rescate". No hay rescate si se está fuera del redil, y el pecado es lo que aleja del redil y pone al hombre en peligro de morir descalabrado por barranco o devorado por lobos (por ser oveja).

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