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16 de julio de 2013

Hay más dicha en dar que en recibir

Esta frase la dijo Jesús, y es verdad, como todo lo que habla el Señor. Dar amor, dar cariño, dar comprensión, dar acogida, oraciones, hay tantas cosas que dar...

Sin embargo, no puedo evitar sentir cierta tristeza cuando he observado u observo a alguien del que esperas que de, pero no da, y que no te de lo que necesitas en ese momento determinado. Y de esto se puede decir mucho, porque muchas son las personas y muchos los carismas, pero desde luego, una de las cosas más dolorosas para mi de ver, es que aquellos que más deberían dar, no dan.

¿Te imaginas un profesor de escuela, dormido en su mesa, mientras los alumnos alborotan en la clase? ¿Te imaginas que alguien te viene con una necesidad real, y tu lo despachas o no le haces caso o le ignoras?
¿Te imaginas, alguien que está feliz, quiere compartir la felicidad contigo y tu le ignoras?

¿Que haría Jesús? ¿ignoraba Jesús? ¿no compartía Jesús? ¿era indiferente Jesús?

Pues ve y haz tu lo mismo que Jesús, porque ese es el camino que lleva a la vida. Dios nos ha creado para ser felices no desdichados.

Si ves a alguien que no hace lo mismo, corrigele. Puede que no se haya percatado. También puede que esté siendo negligente.

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