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27 de junio de 2011

Archicofradía Sacramental de Pasión de Málaga - Vivencias personales (1ª parte)


En el otoño de 2007, por medio de una persona llegamos mi mujer y yo a la Archicofradía de Pasión. Mi mujer si tiene una tradición cofrade, pero yo sólo un gusto especial por la Semana Santa que viví apasionadamente desde niño hasta mi adolescencia. Los olores y colores de la Semana Santa de mi tierra, Málaga, siempre me han acercado de algún modo al Señor.Cuando era niño jugaba a las procesiones, tocando el tambor en una caja de costura de mi madre, y como pueden ver en esta antigua película, mis papás me llevaban a ver las procesiones todos los años.


De la Semana Santa, como les pasa a todos, algunas imágenes me "inspiran" más que otras, porque en el fondo, ese es el sentido de las imágenes que yo reconozco. Te pueden ayudar a llegar al Dios verdadero, que obviamente no está en la imagen.

Una de estas imágenes era el Señor Jesús de la Pasión. A finales de los 90, con mi cámara de video inmortalicé algunos momentos del lunes santo, para mi espectaculares, como el paso por el patio de los naranjos y la entrada en la Santa Iglesia Catedral Basílica.




Jamás imaginé que pertenecería a una cofradía, y menos a la del Señor de la Pasión, pero tuve la oportunidad inesperada de pertenecer a ella, gracias a una persona que conocí en el voluntariado de Radio María. Con motivo de la salida en procesión jubilar, de María Santísima del Amor Doloroso, fuimos favorecidos y se nos facilitó la participación en la procesión. Pero como para participar había que hacerse hermano, pues también se nos facilitó la entrada en la cofradía, siendo ayudados económicamente para ello. La verdad, es que nos dejamos llevar por la invitación, más que ser una decisión nuestra y meditada. Más que entrar nosotros, nos metieron dentro. Pero no nos pareció mal, y aceptamos. Es más, pienso que todo ayuda a los que aman a Dios, y que esto fue un regalo de la Providencia. Yo personalmente, que tanto había sufrido, tantas tribulaciones por servir a Dios y a los demás en mi Parroquia de la Purísima Concepción, o en Radio María, entre otras cosas, sentía como una recompensa a mis sufrimientos, y un reconocimiento por parte de nuestra Madre del Cielo, el ser llamado a servir también aquí.

PROCESIÓN JUBILAR
Lo reconozco. Me sentía algo inquieto el sábado 20 de Octubre de 2007 al despertarme por la mañana. No era un día como otro cualquiera. Iba a tener el honor de acompañar a la venerada imagen de María Santísima del Amor Doloroso por las calles del centro en la Procesión Jubilar. Desde primeras horas de la mañana, tenía ganas de que las horas pasaran rápido, porque mi mente ya estaba presente en la Parroquia de los Santos Mártires Ciriaco y Paula, desde donde iba a salir la procesión a las 20:45 horas. Mi estado emocional era de una profunda alegría. Por primera vez pude asistir a lo que es organizar una procesión minutos antes de que esta se ponga en la calle. Bueno, se que esto que digo no es del todo exacto, ya que cuanto habrán tenido que trabajar los hermanos de Pasión y durante tanto tiempo con humildad, entrega y paciencia para llegar a este momento. ¡Felicidades hermanos!. Me pareció todo de una seriedad ejemplar. Me sorprendió ver a un montón de jóvenes, dispuestos a acompañar a la Madre por las calles. De repente un grito: “¡Mayordomo. Abrid las puertas de los Santos Mártires!, y comencé a escuchar los aplausos de la gente que abarrotaba la zona de la puerta del Templo. Un nudo se me puso en la garganta. ¡Lo reconozco!. Me controlé, y a continuación comenzó a resonar con fuerza la banda que estaba colocada junto a la capilla del Santo Sepulcro. En esos momentos ya no era un nudo en la garganta, sino que por mis ojos amenazaban con salir al exterior un par de lágrimas al menos. Y poco después, ya estábamos en la calle. Poco a poco, comenzaba a tomar más conciencia de lo importante que era lo que estábamos realizando. Entonces comencé a recordar aquellos años atrás, cuando todavía no era hermano de la Archicofradía, que el lunes santo siempre había sido para mi especial, y que siempre había acudido sin falta al encuentro del Señor de la Pasión, y que esta Archicofradía me transmitió siempre unas emociones especiales. Ese trono de Jesús de la Pasión magníficamente portado por los hermanos en la entrada a la Catedral (¡mis grabaciones en video son testigo!), es un momento que siempre tengo en mi pensamiento….pero bueno, eso son parte de mis recuerdos. Vuelvo a la Procesión Jubilar; ¿Cómo me sentí? Me sentí que estaba dando testimonio de mi fe. En unos tiempos en los que esto está tan mal visto, me sentí orgulloso de decir en la calle: “!Soy Cristiano!”. “¡Soy Católico!”, “¡Viva la Virgen del Amor Doloroso!”, Madre de Dios y Madre Nuestra, que nos muestra a Jesús, y nos pide que hagamos todo lo que el nos diga. Con las fotitos de la Virgen, rezaba un Avemaría y pedía que bendijera esa foto para que a la persona que se la diera, le sirviera para cambiar su vida, como Dios quiere. Pedía por las personas que me encontraba al paso, para que fueran conducidos por María Santísima del Amor doloroso hasta el camino de la vida, que se encuentran sólo en Jesús. Me sentí feliz y emocionado al tiempo, todo el recorrido. Una chica con síndrome de Down al darle la estampita, me miró con una mirada tierna y angelical y me dijo desde el corazón: “¡Gracias!”. Valió la pena. Ver a mis padres en la calle, y poder encomendarlos a María Santísima del Amor Doloroso. Estábamos llegando de nuevo a los Santos Mártires, y estaba cansado, pero cuando antes de entrar dijeron: “Apaguen las velas”, sentí por un lado mucha alegría por haber cumplido el objetivo, y por otro un poco de sensación de: ¡No me hubiera importado seguir un poco más!. A todos mis hermanos de Pasión. ¡Gracias! Que Jesús de la Pasión y María
Santísima del Amor Doloroso os bendigan.

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