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5 de agosto de 2011

Esta mañana

Esta mañana me he levantado diferente a como lo hice ayer. He tenido un sueño. He visto a un familiar mío pasándolo mal en el hospital. Concretamente un tío mío. Y he ido a verle (en sueños). Y me ha mirado el crucifijo que suelo llevar colgado en el pecho. Y yo he pensado. "Si lo cogieras y lo besaras te sanarías de todos tus males". Repito: es un sueño nocturno. Pero me he levantado algo trastocado.

Doy gracias a Dios por el nuevo día, y miro el reloj, porque a las 10:00 tengo que ir otra vez al dentista, por un empaste que me hicieron, que me tuvieron que quitar, y ahora me tendrán que volver a poner, supongo yo.

Leo el correo. ¿Que hay por aquí? Mensajes de protestantes fundamentalistas, que para mi resultan ofensivos, y me molestan, y me quitan la paz interior. Pero les tengo que contestar algo. Siento que es mi obligación. A uno me ha parecido bien contestarle mandándole simplemente el pasaje de la parábola del fariseo y el publicano. Mi primer pensamiento fue pagarle con la misma moneda, pero no lo hice. Esta persona me dice que soy un ciego, que no acepté a Jesús, y que mi Dios es otro. Se lo expliqué, pero no me cree. Y me llama ciego a mi.

He recibido un correo de Radio María que me molesta. Otra persona me manda presentaciones de powerpoint que mando directamente a la papelera, puesto que tras ver el primero, veo que no es para mi. Además me entretiene y me desvía de mis asuntos. Estas cosas suelo verlas mejor dependiendo de la persona que me las mande.

Ahora son las 8 y voy a desayunar...

1 comentario:

Javier dijo...

Me contesto a mi mismo (como si estuviera loco). Si algo me quita la paz interior, debería analizar eso...y ver, porque donde está Dios no hay falta de paz. Digo yo.