2. ¿De qué se nos juzgará? Dios nuestro Señor nos juzgará sobre:
- Las cosas buenas que hemos hecho, incluidos los buenos deseos.
- Las cosas buenas que hemos dejado de hacer (omisiones).
- Las cosas malas que hayamos hecho, incluidos los malos pensamientos.
- Las consecuencias de nuestros actos.
- Si alguien muere sin haberse arrepentido de sus pecados graves, es incapaz de aceptar el amor divino y queda condenado al infierno para siempre.
- Cuando uno muere en gracia, pero sin haber hecho la penitencia que sus pecados reclamaban, siente la llamada del amor divino y la acepta para siempre, pero ve la necesidad de purificarse antes de poder ver a Dios, y se dirige temporalmente al purgatorio. Esto sucede con la mayoría de la gente.
- Algunas personas muy santas son llevadas directamente a la visión de Dios para siempre.
7. ¿En el juicio final se sabrá todo? En el juicio final saldrán a la luz pública las obras buenas y malas de cada persona con sus consecuencias. Incluidas las omisiones u obras buenas que se dejaron de hacer.
- Los buenos recibirán el honor público por sus buenas acciones, aunque en la tierra pasaran ocultas. Sus pecados ya confesados y purificados no tendrán importancia salvo para aplaudir su contrición y la misericordia divinas. Por ejemplo, san Pedro será muy celebrado por ser la piedra sobre la que se edificó la Iglesia; sus negaciones no tienen ni tendrán ninguna relevancia: su arrepetimiento es lo que cuenta.
- Los condenados sufrirán la confusión y deshonra pública que merece su obstinación.
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