- para ayudar a los demás,
- para enseñar,
- para aconsejar,
- para predicar,
- para celebrar los sacramentos,
- para acompañar,
- para sonreír al que llora o llorar con el que llora
- Para mostrar a Cristo en sus gestos y en su vida
- Para ayudar a salvarse a los demás
¿Es el sacerdote un super-hombre que está por encima de los demás?
No. No es así. El sacerdote también debe convertirse y esforzarse por ser santo, pero por la alta responsabilidad que tiene para con sus hermanos, si debería ser muy cuidadoso en revisar su conducta y corregirse lo antes posible de cuantos más defectos mejor, o al menos hacerlos menos visibles. Para ello, yo creo que contamos todos con la ayuda de Dios, pero al igual que nos pasa a los laicos, los sacerdotes no pueden descuidarse a sí mismos ni confundirse de rumbo, o pueden hacer más daño que otro, al igual que pueden hacer un gran bien si se lo proponen.
Si yo veo a un sacerdote ciezo y seco, eso puede tener una explicación puntual. Un mal día, etc, y se puede llegar a admitir. Lo que yo no puedo admitir es el sacerdote seco, triste, aparentemente apático, o incluso rozando lo desagradable en el trato con los demás. Eso sólo sirve para echar a la gente de la Iglesia, y eso hay que combatirlo, porque la Iglesia sirve para salvar. Y digo que no puedo admitir, no porque yo no sepa que el sacerdote es como cualquier hombre, débil y necesitado, sino porque ha recibido una unción especial y un don especial para el sacerdocio, y se supone que tiene vocación y por eso se ordenó, así que es incomprensible para mi un sacerdote triste, criticón, y que hace muchas cosas de las que predica que no se deben hacer. Y si bien es cierto que Jesús enseña en el Evangelio que no debemos hacer el mal ejemplo sino seguir los buenos consejos, también es cierto que un guía ciego lleva a otros a caerse por el terraplén.
Dios nos ayude, y nos haga a todos más creibles y que puedan decir: "Por sus frutos buenos, conocisteis que obraron bien".
No hay comentarios:
Publicar un comentario