Los santos no son sólo aquellas personas que han sido reconocidas por la Iglesia como tales, y que son muchos, sino a TODAS las personas que por su fe en Cristo, han pasado ya por la muerte y han llegado al cielo, después de haber tenido su juicio particular. El número de SANTOS se desconoce, y nadie lo puede contar. La Biblia lo cifra en "una muchedumbre inmensa"
una muchedumbre inmensa, que nadie podría contar, de toda nación, razas, pueblos y lenguas (Ap 7)
La vestidura blanca es uno de los símbolos que usa la Biblia para referirse a ellos. Las palmas en las manos es un símbolo que se usa para significar el triunfo final de los santos.
No parece posible llegar a la santidad sin tribulación (sufrimiento) durante tu vida en la tierra.
Algunos santos llegan a derramar su sangre (como hizo Cristo). Otros no, pero también son santos.
Es Dios mismo el que llama a ser santos ya en el Antiguo Testamento. Y Jesucristo lo corrobora.
Es una contradicción el ser cristiano y no desear ser santos.
Los santos ya están gozando del cielo.
Habrá un día final para este mundo, y entonces será un momento terrible para los que hayan rechazado dar gloria a Dios, reconociendo su poder, y aceptando su salvación. Los santos que aún vivan en la tierra, serán marcados en la frente antes de que el daño llegue sobre la tierra, el mar y los árboles (Ap. 7). Por contra, los santos son los que reconocen que Jesucristo es el Salvador del mundo, no lo niegan, y lo adoran como Dios.
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