La Navidad de los que no creen en Jesús es cuando menos hipócrita, puesto que no se puede celebrar aquello en lo que no se cree. La Navidad es también motivo de engaño para los que sólo buscan lograr ganancias económicas aprovechándose del acontecimiento que cada año, llega al planeta tierra, sólo porque existe todavía la Iglesia sobre ella. Y no hablo de los pobrecitos que tienen necesidad de comer y de pagar su vivienda y necesidades básicas, sino de aquellos que son ricos y creen que no tienen necesidad de nada, y que se permiten engañar a la gente con navidades falsas, con luces falsas, con actos de piedad falsos.
También esta no es la navidad de todos aquellos que la viven sólo como una fecha del calendario que toca y que se repite una tradición de hacer ciertas cosas fijas cada año. Esa no es la Navidad. Esa es la navidad de los que no creen en Jesús. Una navidad triste y oscura, tan triste y oscura como falsa, pues donde no está Jesús no hay esperanza alguna, y donde no está Jesús no hay paz verdadera.
Sin embargo, la buena noticia es que Jesús nace para todos igual, a todos quiere salvar, y a todos acercarse, e incluso en personas que no conocen a Jesús, y por tanto no pueden creer en El, pueden estar reflejando a Jesús sin saberlo, en la luz de sus vidas.
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