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14 de enero de 2013

El Bautismo como inicio de una nueva vida

¿Cómo se puede nacer de nuevo?. Esa pregunta hizo un judío llamado Nicodemo a Jesús de Nazaret, al cual Dios constituyó Cristo, Salvador nuestro. El bueno de Nicodemo reconoció en Jesús autoridad, y aunque no comprendía todo lo que este enseñaba, como es el caso del "nacer de nuevo", Jesús le explicó que el nacer otra vez no es nada relacionado con este cuerpo de carne y huesos que tenemos, sino que tiene que ver con el Espíritu, y esto que llamamos Espíritu, no se ve con los ojos de la cara. ¿Entonces, como se yo que existe si no lo veo?

Lo primero es porque lo ha dicho Dios, es decir, Jesús. Y si lo ha dicho El, yo me fío de su palabra, y creo en su Palabra. Lo segundo, es porque lo han enseñado también sus apóstoles, y ellos no tenían ninguna necesidad de inventarse una historia y arriesgarse a que los torturaran y mataran, como así sucedió con casi todos. En tercer lugar, por la Iglesia, que ha recogido el testimonio de aquellos primeros cristianos, y lo ha guardado y enseñado hasta el día de hoy durante más de 2.000 años. Y sabemos que la Iglesia tiene enemigos, y nadie ha podido con ella hasta la fecha, tal y como enseñó también Cristo. En definitiva, yo creo por la fe que lo que Jesús me dice, es cierto. Y la fe es creer sin ver con los ojos de la carne, e incluso no es necesario entenderlo todo. Y si todo esto no te parece convincente, muchas personas creen en muchas cosas que no se ven, por ejemplo, la electricidad, el viento, y más cosas. Incluso los hombres buscan en el cielo, exploran, mandan astronaves, porque esperan encontrar algo, conocer más. ¿No es fe eso? En cierto modo lo es.

Por eso cuando una persona es bautizada en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, recibe de Dios un don. Pasa de ser una criatura creada por El, y formada de modo misterioso en el vientre de una mujer, a ser hijo adoptivo de Dios. Por el bautismo, podemos llamar a Dios, papá (Padre).

Recibe otro regalo más. La muerte ya no tiene poder sobre el alma que recibe el bautismo (a menos que la persona voluntaria y conscientemente rechace la salvación que Dios le ofrece, pecando gravemente contra Dios y contra si mismo y el prójimo). ¿Cómo es posible esto? Porque el Bautismo anula en nosotros el efecto que tenía el pecado original. Y la consecuencia de ese pecado heredado, era la MUERTE. Era...

El pecado original es aquel que realizaron los primeros padres, llamados por la Biblia, Adán y Eva. Ellos cayeron, desobedeciendo a Dios, y perdieron la amistad con Dios, pero esta amistad nos fue recuperada por medio de Jesucristo. Ningún ser humano podía hacer nada para revertir eso. Por eso, nosotros le debemos dar muchas gracias a Jesús por hacer lo que hizo. Porque estábamos muertos, y por medio de El, ahora tiene vida todo el que cree en El. Y el comienzo de ese "creer" en El, es precisamente el Bautizo.

El bautizo no es un acto social, nunca lo fue. Sólo que las gentes se dejaron llevar por cosas que nunca fueron. El Bautizo fue siempre un Sacramento instituido por Jesucristo, y encargado a los Apóstoles para que fueran a salvar a la gente. El bautizo nunca fue el comprar cosas, el gastar dinero, el cumplir una serie de obligaciones costosas. Nadie te dijo que te gastaras eso en un trajecito y en una ropa para los padres o para los familiares. Nadie te dijo que te arruinaras en un banquete después.

Y después de bautizarse y romper con la MUERTE que es consecuencia del pecado, recibes el Espíritu y la renovación. Inicias una nueva vida. Si eres bebé, desde ese punto. Y si eres adulto, desde donde te haya tocado. No hay distinción. El bautismo no es mérito del que se bautiza. Si es muy pequeño, al no tener uso de razón, lo recibe por medio de la Iglesia, por el poder que Cristo le dio a los Apóstoles, y también la fe de los padres. Si los padres tienen fe verdadera, será mejor, pero el bautismo es efectivo desde el momento en que se recibe.

Luego, si has sido niño cuando lo recibiste, tendrás que ir formando esa fe, dándole de comer, alimentando, regando la planta de la fe, y finalmente tomar tu propia decisión, y ser confirmado en tu fe. Pero ese es otro sacramento que ya abordaré más adelante este año.

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