Segundo, la persona al otro lado del teléfono, parecía un robot, de deprisa y autómata que hablaba. Lo de menos para ella era activar la tarjeta. Lo importante era informarte de esas otras cosas que te pueden hacer tener, entre ellas un seguro por si te roban la tarjeta, ya que hoy eso al parecer sucede mucho. ¿Y que le parece un seguro por si le falla el seguro de la tarjeta?
La empleada, que obviamente hace su trabajo, no se da cuenta de lo pelmaza que puede llegar a ser, y como después de varios intentos y preguntas sobre cosas de tu vida, que a ella no le deberían incumbir, logra uno despegarse por fin del teléfono, con la sensación de que "los buitres" han tratado de nuevo de devorar una presa.
Señores y señoras de Carrefour, yo no suelo comprar mucho ahí, pero desde luego la imagen que dan con estos intentos de "colocar" sus productos financieros es patética, y a mi desde luego que no me engañan, y a la persona que estuve ayudando hoy, tampoco.
Que bonito sería dejar al cliente que eligiera libremente, y no tratar de "convencerle" a toda costa para que compre cosas que no quiere ni necesita.
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