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9 de enero de 2012

Dios se manifiesta en los sencillos y en los pobres

El otro día, Dios me hizo un regalo. Fue este pasado domingo. Tres personas a las que aprecio, y que piden en la puerta de una Iglesia me saludaban después de varios días sin verme por allí. Uno de ellos se interesaba por si había estado enfermo y por eso no había ido por allí en varios días. La verdad es que me complace verles. No me complace que pasen apuros, pero yo hablo a menudo con uno de ellos, y veo que es una persona sencilla y noble. Por sus frutos los conoceréis.

Muchas veces te puedes encontrar el calor humano y el amor en los sitios más insospechados, y por el contrario, donde se supone que lo tienes que encontrar, no lo ves.

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