Esta pasada nochevieja inaguré una nueva tradición. No me comí las uvas por primera vez en 40 años más o menos. Bueno, realmente me comí 24 uvas en vez de 12. Pero no lo hice durante las campanadas, sino que durante las campanadas medité y elevé una oración al cielo. Me comí 12 uvas tranquilito unos minutos antes, y otras 12 después, más tranquilito. Y brindé con agua, porque ya había tomado sidra durante la cena, y no tenía ganas, y beber por beber es tontería. La nochevieja como todos los años en casa de mis padres. La fotógrafa, Ana Mari.
Al fondo se ve a mis sobrinos en fotos |
Postura imposible. Atornillando. Pero no entro bien en el armario, y tengo que doblar el cuello. No me disloqué nada, pero la barra todavía no la he puesto...
No hay comentarios:
Publicar un comentario