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31 de mayo de 2012

DON BOSCO CONSTRUCTOR DE IGLESIAS


La primera que erigió era pequeña y resultó pronto insuficiente. El santo emprendió la construcción de otra mucho más grande, terminada en 1868. A ésta siguió una gran basílica en uno de los barrios pobres de Turín, consagrada a San Juan Evangelista. 

Construyó varias iglesias, entre ellas la Basílica de San Juan Evangelista, la Basílica de María Auxiliadora, y la Iglesia del Sagrado Corazón en Roma, donde celebró su última misa.

La Basilica de Maria Auxiliadora:







    El esfuerzo para reunir los fondos necesarios había sido inmenso; al terminar la basílica, el santo no tenía un céntimo y estaba muy fatigado, pero su trabajo no había acabado todavía.

   Durante los últimos años del pontificado de Pío IX, se había creado el proyecto de construir una iglesia del Sagrado Corazón en Roma, y el Papa había dado el dinero necesario para comprar el terreno. Su sucesor se interesaba en la obra,
1880: León XIII encarga a don Bosco la construcción del Templo del
Sgdo. Corazón en Roma. pero era dificil reunir fondos.

¿Por qué el Sagrado Corazón?

Por la gran devoción que le tenía San Juan Bosco. El mismo escribió que, después de las revelaciones a Santa Margarita Alacoque.
"Era también admirable la devoción de Don Bosco al Sagrado Corazón de Jesús.
La  recomendaba mucho a sus jóvenes...".


BASILICA DEL SAGRADO CORAZON EN ROMA


Y este amor y devoción los demostró construyendo, hacia el final de su vida y con grandes sacrificios y hasta con humillaciones, la Basílica del Sagrado Corazón, junto a la estación Termini, en Roma.

La tarea fue propuesta a Don Bosco. Cuando ya no pudo obtener más fondos en Italia, se trasladó a Francia. Las gentes le aclamaban en todas partes por su santidad y sus milagros, y el dinero le llovía.  La consagración de la iglesia tuvo lugar el 14 de mayo de 1887. 

1887: Consagración de la iglesia del Sagrado Corazón de Roma presidida por el cardenal Parocchi, Secretario de Estado y cardenal protector de la Sociedad Salesiana. Durante el almuerzo, tras la ceremonia religiosa, Don Dalmazzo pronunció un discurso de ocasión para dar las gracias a los benefactores  que habían hecho posible esta construcción… El orador nombra, en primer lugar, a los Romanos… Y Don Bosco le interrumpe golpeando el cuchillo en el vaso y dice: “No es cierto, continúa…”
El Santo tenía en su mente los muchos viajes para pedir ayuda monetaria a través de toda Francia  para completar la obra de aquel templo.
En otra ocasión, hablando sobre este templo, Don Bosco dirá que  fue construido “aere gallico”, es decir, con dinero francés. (M.B. XIV, 575; XVIII, 322-345; 351)
A un año de su muerte, Don Bosco celebra la misa en la basílica del Sagrado Corazón de Roma. En esos momentos siente que los recuerdos se agolpan en su cabeza. Toda su vida y su obra están presentes. Prorrumpe en un copioso llanto y exclama: “Ahora lo comprendo todo”. Comprende que su vida ha sido como un gran sueño, hermoso y fecundísimo, continuación del que tuvo a los 9 años, en el que Ella, la Auxiliadora, lo ha llevado de su mano, lo ha conducido paso a paso. Comprende que Ella lo escogió, preparó y ayudó; que es Ella la que lo ha hecho todo.




SAGRADO CORAZON DE JESUS DEL TIBIDABO
CONSTRUCCION DEL TEMPLO AL SAGRADO CORAZON EN BARCELONA (EL TIBIDABO):


1886: En su viaje a España se le ofreció a Don Bosco una propiedad sobre el monte Tibidabo, cerca de Barcelona. Esta montaña había sido comprada por algunos católicos para impedir la construcción de un hotel y una iglesia protestante. En las palabras de agradecimiento D. Bosco anunció que pronto se construiría en la cumbre un santuario en honor del Sagrado Corazón. En 1901 sería puesta la primera piedra. ( M.B. XVIII, 112-114)



En una escritura notarial  fechada el 30 de enero de 1876 consta que doce caballeros compraron a don Cristóbal Obiols y Campreciós en común e indivisamente, dos fincas “en la cúspide del Tibidabo” con una extensión global de 26.930 metros cuadrados “junto con una casita, hoy día derruida, dentro de dicha pieza de tierra, viña y bosque”.


DON BOSCO EN BARCELONA
Diez años después visitaba Barcelona San Juan Bosco con una estancia de cuatro semanas desde el 8 de abril al 6 de mayo de 1886. Venía a consolidar las Escuelas Profesionales de Sarriá, fundadas dos años antes, y a conseguir ayudas para el Templo del Sagrado Corazón de Jesús que, por encargo del Papa, estaba construyendo en Roma junto a la actual estación Termini.

 Esta noticia sugirió a los doce caballeros que  había llegado el momento de cumplir su compromiso de reservar la cima del Tibidabo para el culto cristiano (no a la pura diversión, ni alguna secta, como parece se había intentado). Aquel sacerdote con fama de santo, que afrontaba la responsabilidad de una construcción en Roma, bien podría, ayudado por sus hijos, los salesianos, llevar a término algo semejante en Barcelona.



 Por este motivo, el 5 de mayo de 1886, por la tarde, cuando Don Bosco iba agradecer a la Virgen de la Merced -representada en piedra sobre la puerta de la Cripta- los bienes reportados con su visita, recibió de los propietarios un pergamino que decía: “Para perpetuar el recuerdo de vuestra visita a esta Ciudad, se han reunido estos señores, y de común acuerdo han determinado cederos la propiedad del monte Tibidabo, a fin de que en la cumbre del mismo, que amenaza convertirse en un semillero de irreligión, se levante un Santuario al Sagrado Corazón de Jesús para mantener firme e indestructible la religión que con tanto celo y ejemplo nos habéis predicado y que es noble herencia de nuestros padres”.
 Don Bosco  respondió conmovido: “Me hallo todo confuso por la inesperada y nueva prueba que me dais de vuestro sentimiento religioso y de vuestra piedad. Os lo agradezco; y sabed que en estos momentos sois instrumentos de la Divina  Providencia porque cumplís sus inescrutables designios. Cuando salí de Turín, pensaba para mis adentros: “Ahora está casi terminada la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús en Roma; preciso que estudie otra empresa para honrar y propagar esta salutífera devoción. Y una voz interior me tranquilizaba pensando que aquí podría satisfacer mi deseo; era una voz que me repetía: ¡Tibi dabo! ¡Tibi dabo! (te daré, te daré).


ALTAR MAYOR CON ESCENAS DEL MOMENTO DE PEDIRLE A LOS SALESIANOS LA CONSTRUCCION DE ESTA IGLESIA
Sí, señores; sois los instrumentos de la divina Providencia; con vuestra ayuda muy pronto se levantará en este monte un majestuoso santuario dedicado al Sagrado Corazón de Jesús, en el cual todos podrán acercarse a los Santos Sacramentos y será  un perpetuo recuerdo de vuestra caridad y de vuestro afecto a la religión católica de la que tantas y tan hermosas pruebas habéis dado”.



 El carácter expiatorio de este Templo tiene su origen en una nota típica de la devoción al Corazón de Jesús, que ante el olvido y desprecio del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús, promueve una respuesta de amor y reparación, de entrega personal que, según la generosidad de cada uno, llegará a la reparación y expiación dolorosa de los pecados del mundo, unida al sacrifico eucarístico.

 El Cardenal Casañas en la colocación de la primera piedra (1902) dijo: “Santificar la montaña del Tibidabo que según frase de Verdaguer «és la superba acròpolis que vetlla la ciutat» dedicándola al adorable Corazón de Jesús es, sin duda, la mejor reparación que puede ofrecerse a Dios por parte de Barcelona de las ofensas de toda clase que contra Él se cometen en nuestra ciudad... El Sagrado Corazón de Jesús se alzará en la cumbre del Tibidabo... como eficacísimo pararrayos que, desarmando los de la divina justicia irritada por nuestros pecados, los convierta en centellas de misericordia, que conmuevan y enciendan en su amor a todos los hombres”.

 Cuando la Cripta se hallaba a mitad de la construcción, el 7 de marzo de 1909 peregrinó a la cumbre un grupo de la obra expiatoria en favor de los difuntos, presidida por su fundador monseñor Buguet. Desde entonces el Tibidabo, asociado a esta Obra, ha reforzado su título de Templo Expiatorio. Quien más impulsó el rasgo expiatorio del Tibidabo fue ciertamente la señora Amelia Vivé Negra, madre de familia, quien promovió sin más recursos que su fervor, su calor comunicativo una campaña de reparación a través de privaciones cuyo producto se destinaba al Tibidabo, campaña que fue adquiriendo amplia difusión y penetración popular. Al morir el 20 de julio de 1928 su seudónimo de María Victoria tenía resonancias nacionales por lo que los muros del templo superior se levantaban a buen ritmo, cerrando las airosas columnas terminadas en marzo de 1920.

Con ocasión del Congreso Eucarístico de Madrid, a los 25 años de la donación de los terrenos a Don Bosco, la Cripta fue bendecida por el obispo Doctor Laguarda, obispo de Barcelona. Hubo una semana de multitudinarias celebraciones.

Pocos días después del 28 de junio, en la última sesión del XXII Congreso Eucarístico celebrado en Madrid tras una Memoria sobre el apóstol de la Eucaristía (Don Bosco) presentada por el salesiano Rodolfo Fierro Torres, el arzobispo de Granada, doctor Messeguer, concluyó la sesión con estas palabras: "Hemos hablado del arte, hemos hablado del amor. Debemos dejar un monumento perenne de arte y de amor.

Por voluntad de Dios manifestada de varios modos, los Padres Salesianos, que parecen destinados por Dios a impulsar prácticamente el movimiento social cristiano, están edificando un santuario en la cumbre del Tibidabo en honor al Sagrado Corazón de Jesús. Pongo pues, a vuestra aprobación, la proposición siguiente: El Congreso hace votos para que como fruto y recuerdo de esta grandiosa Asamblea, se propague por toda España la idea del Templo nacional dedicado al Sagrado Corazón en el Tibidabo a fin de que los españoles tengamos también cuanto antes nuestro Montmartre".

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