Un buen número de "personas" que asistieron ayer a la final de la Copa del Rey de Baloncesto, celebrada en Álava, pitan al Rey que les posibilitó poder expresarse libremente en España. Lo que no sabía D. Juan Carlos, es que treinta y tantos años después, esa misma democracia y los grandes errores cometidos se le iba a volver en contra, no sólo al Rey, sino a la misma España, en la cual se vive hoy en un clima de odio y de falta de respeto, especialmente en las regiones vasca y catalana.
No es la primera vez que esto sucede, y más me parece que cada vez sucede con más impunidad, porque no pasa nunca nada. Nadie se atrevería a pitar un himno extranjero, pero sin embargo en España, personas nacidas aquí, pero que han sido adoctrinadas desde el odio separatista, se permiten ultrajar el himno español y a la persona del Rey, que representa, según nuestra constitución, la UNIDAD DE ESPAÑA.
El odio sólo puede generar odio, a menos que haya conversión y estas personas que odian acepten el Evangelio. Sin embargo, los mismos políticos que nos han gobernado y gobiernan, han contribuido a crear y alentar una España anti-cristiana, que ha quedado ciega, al rechazar a la Luz de la Verdad.
Eso desgraciadamente se volverá contra todos aquellos que han perpetrado el desmantelamiento de la España Católica, que tanto sacrificio costó reedificar. Los traidores, los timoratos, los judas que vendieron a la Patria a cambio de un sueño de libertad, que se convirtió en libertinaje, corrupción y decadencia.
Ahora más que nunca, GRITO: ¡CONVERTÍOS Y CREED EN DIOS!
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