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31 de octubre de 2013

Cristianos de sacristía y viejas de sacristía

En la Iglesia hay jóvenes. Aparentemente menos, y hay viejos. Según el diccionario la palabra vieja se aplica a la persona que tiene mucha edad, y a otras cosas. Me quedo con esa acepción en estos momentos para hablar de los viejos en la Iglesia.

Yo todavía no soy viejo, y no se si algún día lo seré, pues eso sólo lo sabe Dios. Tampoco soy joven, porque esa palabra según el diccionario está aplicada a personas hasta el final de la adolescencia.

Yo soy adulto, en cuanto a edad, desde hace años.

El Papa Francisco exhortaba hace algunos días a no ser "cristianos de sacristía".

El viejo o la vieja puede ser de gran utilidad para la Iglesia, pero si no desprende el olor a cristiano, no sirve de mucho. De poco vale una vieja rezadora y cumplidora, que asiste a Misa todos los días, pero vive como en una burbuja donde la Iglesia, la Parroquia gira en torno a ella. Los de fuera suelen llamarlas "beatas", pero el término lleva un doble sentido, porque si fueran beatas de verdad, entonces sería un cumplido. Pero no lo es.

Los de fuera no son siempre los tontos que no saben y los cristianos de sacristía los listos y listas que están por encima de ellos. Hay mucha gente buena fuera, y podría haberla más también dentro, si no fuera por causa de las "beatonas", viejas de sacristía que siempre tienen razón, que siempre están en todo. Lo mismo te llevan la catequesis de niños, que te lee las lecturas o te pasa la colecta, que lo mismo te dirige la Parroquia, y trata de poner derecho a todo el mundo para que bailen a su compás. He visto a un sacerdote sentirse totalmente dominado por este tipo de cristianos, en otro caso un gran sacerdote me recomendó sobre una, que fuera en dirección contraria a ella, "los cristianos de sacristía", generalmente viejas.

Grave error a mi juicio, de aquellos sacerdotes que permiten que sus parroquias estén monopolizadas por este tipo de personas, "cristianos de sacristía", que están todo el día ayudando. Que ayudan tanto, que a veces no dejan respirar a los demás. Que acaparan tanto, que no dejan espacio para que nadie aporte sus dones a la comunidad. Que cuando están al cargo de los niños en una Misa, no les dejan ni que muevan los pies ni la cabeza, que están pendientes hasta de eso, y no se dan cuenta que son niños. Y los sacerdotes a lo mejor ni se enteran, o lo mismo les parece bien, yo que se. Que le pregunten a Jesús. ¿Cómo van a querer los jóvenes estar ahí? ¿Cómo van a querer los adultos colaborar con una comunidad donde en vez de regir la caridad, rigen las "viejas de sacristía"?

Estas viejas de sacristía suelen usar de una táctica muy común para seguir siendo las mejores de la Parroquia, las más servidoras, las más cumplidoras, las más sabias...

La táctica es, tirar la piedra contra alguno que se acerque a ella y que tenga actitudes y facultades para servir a la Iglesia, y después de un periodo inicial de acercamiento y de simpatía donde parece querer abrirte los brazos y darte la bienvenida, comienza a tratar de querer dirigir al adulto o el joven hacia su terreno. Uno de sus sellos de identidad es el intento de enterarse de tu vida de forma sutil, llegando incluso a opinar sobre lo bueno y lo malo, prácticamente sin conocerte. Pero la perversión llega cuando al cabo de varios pinchazos o encuentros desafortunados, donde la vieja nunca pide perdón, tratará siempre de hacerte quedar como que el problema lo tienes tu, por no ser humilde, por tener amor propio, por ser soberbio. Y ella te corregirá y te replicará.

Dicho de otra forma, la táctica es: "pegarte un golpe, que ellas siempre niegan haber dado", y "culparte a ti por decir AY y quejarte".

Yo a lo largo de los años he sufrido diversas historias con estas viejas de sacristía, si no, no hablaría de ello, y si hablo es con la esperanza de que sirva no para alejar a la gente de la Iglesia, donde también hay buena gente, sino para exhortar a trabajar en erradicar estas actitudes, que para mi han sido una realidad, y en conciencia lo digo.

Esto es absolutamente negativo para la Iglesia en nuestros días, y si escribo esta reflexión en el blog es para advertir a los que detecten esto, para que pongan remedio, y a las pobres "víctimas" de las viejas de sacristía, para que tengan ánimo y sigan adelante, y sobre todo, que si alguna vez llegan a viejos, que no repitan los errores de los otros, sino que aprendan de ellos.

Y finalmente, decir que no deseo el mal de nadie, y que si molesto a alguien con esto, me perdone, pero creí que debía escribirlo en internet. Ojalá puede servir de reflexión a alguien.

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