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2 de octubre de 2013

no haya entre vosotros divisiones

Os conjuro, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, a que tengáis todos un mismo hablar, y no haya entre vosotros divisiones; antes bien, estéis unidos en una misma mentalidad y un mismo juicio. 

 (1 Corintios 1,10) 

COMENTARIO por un católico bautizado y confirmado.
 El apóstol conjura a los cristianos, es decir, "ruega encarecidamente", y lo hace de manera solemne al lanzar esta exhortación en el Nombre de Cristo.

Las divisiones entre cristianos son contrarias a la voluntad de Dios y al Espíritu Santo. El apóstol lo sabe, porque conoce al Señor, y por eso habla a los cristianos de su tiempo, y por extensión a los cristianos de todos los tiempos, es decir los de hoy también.

El apóstol da un antídoto para luchar contra el veneno mortal de las divisiones, que son propiciadas por satanás, para destruir y perder a las almas.

Consta de un punto clave:

  • Tener un mismo hablar
hablar, es decir, el comunicarse unos a otros, debe tener unas características determinadas si de verdad somos creyentes.

Estar unidos en una misma mentalidad y un mismo juicio. Es decir, eso de la diversidad de opiniones, dentro de la Iglesia es contrario a la unidad. Jesús no tiene una opinión distinta al Padre-Dios, sino que se encuentra unido a El plenamente, según narra el Evangelio de San Juan.

El mismo juicio iría relacionado a la Facultad de pensar y juzgar las situaciones y circunstancias para distinguir lo positivo de lo negativo. La verdad es una siempre, la verdad no es un concepto relativo, por lo tanto, las disputas por causa de querer tener razón, muestra las divisiones en la Iglesia.



El apóstol se opone a las divisiones, y Cristo pide al Padre unidad.

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