Jaime Ordóñez enseña orgulloso el cartel, recién salido de la imprenta. 'Auto del Resucitado', se lee en letras grandes. Es el quinto auto sacramental que produce en la provincia de Málaga, pero el segundo con financiación única y exclusivamente privada. El actor malagueño, que recuperó el género tras décadas en el olvido, se ha pasado los últimos meses de puerta en puerta buscando patrocinadores. «Y durmiendo mal», añade. Así ha logrado sumar más de 60 colaboradores. No lo hace por dinero. Es más, de momento ha tenido que poner de su bolsillo y lo que se recaude irá a un fin benéfico. No lo hace por trabajo. Hace poco cerró una etapa en 'La hora de José Mota' y en breve se pondrá a las órdenes de Álex de la Iglesia. Entonces, ¿por qué lo hace? «Por ese minuto final en el que el público de la iglesia, emocionado, se pone en pie para aplaudir», responde.
«Es una pasión, una ilusión», continúa el actor malagueño. Dice que en el auto se aúnan dos de las cosas que más le entusiasman: el teatro y la Semana Santa. Se declara «cofrade de a pie de calle», creyente y congregante de Mena. Solo ha faltado un Jueves Santo. Como anticipo a ese momento, dos semanas antes del Domingo de Ramos, Jaime Ordóñez volverá a transformar la Iglesia de los Mártires en un escenario. La cita será el sábado 17 de marzo.
El dramaturgo Ricardo Pereira firma el 'Auto del Resucitado', la segunda parte del tríptico 'O magnum mysterium', que se inició el año pasado con la representación del 'Auto de la Cruz'. Si aquel evocaba la pasión del Nazareno con un tono «tenebroso», en este -con textos bíblicos y anónimos del siglo XV y XVI- los personajes «salen a la luz». De nuevo, Lola Marceli es la Virgen María; Claudia Molina da vida a María Magdalena; Alejandro Albarracín hará de Juan y Octavi Pujades -Adán en la anterior función- se estrena como «el ángel de la resurrección». Todos abandonan la oscuridad menos uno, el papel que interpreta Jaime Ordóñez: Poncio Pilatos, «torturado por su decisión, con dudas de si realmente era el hijo de Dios». Es el mismo equipo que doce meses atrás. «Los actores que lo prueban quieren repetir. Algo tiene el género», reflexiona el malagueño. Él lo resume en una frase: «Oír algo maravilloso, ver algo formidable y sentir lo increíble».
El sepulcro
La función, que se desarrollará a lo largo del transepto de la Iglesia, gira entorno al sepulcro vacío, representado en el altar mayor de forma conceptual. «Y todo contado desde una perspectiva melancólica; sentimiento común que impregna a los personajes», apunta Ordóñez.
Alrededor de 550 personas experimentarán la sobrecogedora sensación de ver teatro dentro de un templo, que se acondicionará para la ocasión con sillas, altavoces, una iluminación especial y tarimas de diferentes alturas para garantizar la visibilidad. La recaudación (25 euros por entrada, 20 euros para las últimas filas) se destinará íntegramente a Cáritas Parroquial de los Mártires.
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