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26 de marzo de 2012

Ayuda a una vecina

Si una vecina me pide ayuda, yo la ayudo si puedo. Eso me ha sucedido hoy. La verdad es que no he tenido un día muy bueno. En la mañana viví una situación que me hizo sufrir mucho, y en la tarde he tenido otra experiencia dura, aunque una persona a la que aprecio, ha tenido conmigo un detalle de amigo que no esperaba. Ha confiado en mi algo que sólo se hace con los amigos íntimos, y eso me satisface. Es un honor poder servir a mi amigo en lo que me ha pedido. Soy cristiano, y para mi lo importante es servir a los demás, tal y como me enseña Jesús.

Luego, una vecina acudió a mi para pedirme ayuda con un problema en su casa. Y yo encantado. Un placer. Además, le solucioné el problema, y su cara de satisfacción es mi paga. El Señor me regaló poder ser útil a otra persona. Una señora que además es mayor y vive sóla. Es lo mejor que me ha pasado en el día de hoy. Le doy gracias a Dios. No hay nada como amar al prójimo y llevarlo a la práctica. Gracias Señor.

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