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4 de octubre de 2011

Mi Apostolado hoy / (parte 1ª)


Tengo un apostolado claro. Una misión que cumplir. Una razón en la vida. Me siento "impulsado" a defender la fe cristiana y a anunciarla. ¿De donde me viene esto? No tengo ninguna duda de que me viene "de lo alto". Evidentemente no he tenido una revelación directa como San Pablo, pero tengo un "algo" interior que desde hace ya muchos años me impulsa hacia delante en esta tarea.

Hay ciertos signos que me confirman esto. Hace unos días escribí sobre ellos al meditar el Evangelio de San Lucas, capítulo 10.

Uno de ellos podría decir que es el de saber que al ir por esta senda voy a terreno hostil (como oveja en medio de lobos), y a pesar de ello, ese "algo" que me impulsa, no me detiene, sino que a pesar de los inconvenientes, aquí sigo, años después.

¿Cuando se inició todo esto?

Pues yo lo sitúo a principios de los 90, después de pasar la adolescencia, en plena búsqueda de la razón de mi vida. No le encontraba sabor a la vida. No hallaba el camino para ser feliz después de probar varias cosas, de tirar por caminos impuestos por el ambiente, de actuar en contra de lo más preciado que nos ha dado Dios: la libertad

Mi vida parecía destinada al fracaso, pero no sabía yo, que en Dios nadie es un fracasado.

Y entonces...

Entonces, creo yo que el Señor Dios se hizo el encontradizo conmigo de alguna manera. Y es mejor que crea yo, porque a veces lo queremos saber todo seguro, y la seguridad está sólo en Cristo.

Pegó a mi puerta cierto día. Unos toques suaves en medio de una tormenta, que yo pude escuchar. Abrí la puerta y me hizo un regalo. El deseo de buscar una solución a mi vacío y mi sensación de ir sin rumbo. (Buscad y encontrareis)

Y creo que lo hice...y busqué e indagué. Me hice preguntas.

Ahora cierro los ojos y me puedo ver tumbado en la cama de mi habitación con un libro de Evangelios en mis manos. Mi madre llamándome para comer o algo así, y yo embelesado y lleno de curiosidad ante lo que leo.

Había descubierto Su Palabra en un libro. ¿No es maravilloso?

En aquellos momentos iniciales fue como un descubrir algo nuevo, diferente, fresco, distinto. No entendía muchas cosas, pero me gustaba lo que acababa de descubrir...

Poco a poco, todo lo que veía a mi alrededor comenzaba a adquirir un sentido nuevo. Comencé a encontrar sentido a mi vida, aún sin saber exactamente el motivo.



1 comentario:

Montserrat Llagostera Vilaró dijo...

Hola Francisco Javier:
Dios nos ama a todos, en su infinita Misericordia.
Te felicito por haber encontrado en El la razón de vuestras vidas.
Y yo soy muy Marianista, para mi la Virgen es el ejemplo más grande de amor hacia su Hijo.
Un abrazo, Montserrat