Aquí estoy de nuevo, en Málaga. Llegué anoche a las 22:37 de Sevilla, y me esperaba mi mujer muy contenta en la estación con unos nardos del trono de la Virgen de los dolores que ayer hizo una salida extraordinaria por las calles de Málaga.
En el tren tomé mis notas sobre la jornada vivida entre voluntarios de Radio María en Sevilla. Esa parte queda para mi en este momento, anotada a lápiz en mi cuaderno.
Estaba escuchando música en el tren y de repente me acordé de un comentario que me compartieron el otro día sobre "Franco y la pena de muerte". Y de repente. ¡zas! Se me ocurre esto: (y ahora amplío aquí)
"Es cierto que en la época de Franco había pena de muerte, pero parece ser que era aplicada, al menos en los años últimos, sólo a asesinos y terroristas.
Yo estoy en contra de la pena de muerte, pero...
Hoy también existe pena de muerte en España.
La han introducido sagazmente una serie de señorías y señoríos políticos democráticos, de la izquierda y de la derecha, me da igual. Se llama LEY DEL ABORTO. Llegó a la España democrática en 1985, y continúa vigente en el 2011 escondida bajo la etiqueta de "libertad", "progreso", "democracia", "derechos de la mujer", etc.
MATAR A UN SER NO NACIDO EN EL VIENTRE DE LA MADRE ES PENA DE MUERTE.
Así que entre esta y la de Franco, yo me quedo con la de Franco. Ojalá ninguna, pero ya digo, no se puede comparar la justicia que se aplica a los asesinos y terroristas con la privación indiscriminada del DERECHO A LA VIDA.
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